Constantemente surgen rumores relativos a una posible venta del club que por una razón u otra no llegan a concretarse. Los mentideros no dejan de arrojar dimes y diretes y no hay a estas alturas perico que no afirme saber, de ‘buena fuente’, que existe tal o cual oferta. Incluso los más atrevidos no dudan en afirmar que el club ya está vendido. Pero la realidad, es que pese a que ha habido acercamientos mas o menos serios, no hay ningún proceso de venta en firme. Y la razón es que si así fuese, ya lo sabríamos. A continuación explicamos porqué.
La realidad es que el procedimiento de venta que exige Chen Yansheng es bastante complejo. El presidente chino no quiere perder el tiempo ni desgastar su imagen con compradores que no tengan solvencia contrastada y ha puesto en marcha un mecanismo que deja de lado a aquellos que no deseen realmente hacerse con la entidad. Para empezar, el primer obstáculo para pasar a mayores es Mao Ye. El CEO del club, al que llegan muchos ofrecimientos que también mueren en él, es el primer filtro con el que se encuentran los interesados. Si Mao estima que detrás del comprador hay un potencial real, se procede al primer intercambio de documentación, es decir, una carta de intenciones oficial por parte del comprador al que se le ofrece una primera valoración del club acompañada de unos breves datos patrimoniales del mismo. Solo si este paso es satisfactorio para ambas partes, se procede al próximo paso, la firma por ambas partes de un NDA.
Un NDA (Non Disclosure Agreement) es un acuerdo de confidencialidad entre ambas partes a partir del cual se empieza a compartir documentación de carácter privado. Este NDA tiene generalmente fecha de caducidad. En este momento, se estima que hay como mínimo un NDA firmado por el club que finaliza el 31 de diciembre de 2022. Estos acuerdos, como su nombre indica, obligan a ambas partes a mantener el mas alto grado de confidencialidad, lo que no siempre sucede.
Hasta aquí, es un procedimiento normal, pero La Grada ha tenido acceso a la condición que incluye Chen en las negociaciones y que no facilita que se avance en las mismas. El mandatario chino exige el pago de un 10% por anticipado que, de facto, ya actúa como cierre de la operación. Una vez se ingresa el 10% en una cuenta corriente, Chen procederá a informar al resto de accionistas de Rastar de que existe un proceso de venta real. Esto es así porque Rastar es una empresa cotizada en la bolsa china. Como este hecho no se ha producido jamás, sabemos que la venta, pese a todo lo dicho y escrito hasta ahora, nunca ha llegado hasta este punto decisivo. Además, a Chen le incomodó sobremanera los rumores que surgieron en febrero y marzo de 2022, que le obligaron a desmentir cualquier operación ante sus accionistas. Posteriormente, tras la salida del anterior CEO, José María Durán, al caerse la oferta de venta de Paul Foster y Alejandra de la Vega, el presidente Chen decidió llevar personalmente todas las operaciones.
Si el comprador accediese a ingresar ese 10% se convertiría de facto en dueño del club a la espera de que se abone el 90% restante. Para ello, el comprador cuenta con dos meses de plazo, en el cual puede realizar una due dilligence (análisis financiero) exhaustiva. Si el resultado de la misma derivase en algún vicio oculto no contemplado en las cuentas previas, Chen se compromete a restar la cantidad resultante del precio final. El anticipo funciona como unas arras: si el comprador se echa atrás durante el proceso, perdería su 10%. Hay que tener en cuenta que por las cantidades en las que se ha valorado el club, este 10% significaría alrededor de 25 millones de euros. Una cantidad que asegura que las intenciones del comprador son serias y su bolsillo tiene suficiente calado. Las fuentes consultadas explican que en estos momentos habría dos entidades valorando seriamente dar el paso. Pero como hemos comentado anteriormente, cuando suceda lo sabremos, puesto que se producirá el anuncio oficial de Rastar. Hasta el momento, seguirán las especulaciones.
