La derrota en Girona traerá consecuencias. Las cuatro derrotas consecutivas, que han dejado al Espanyol con los mismos 27 puntos que el UD Almería que está en descenso, propiciarán, seguramente, el cese de Diego Martínez en las próximas horas. La situación es preocupante. No sé aguanta por ningún sitio y mañana el Espanyol podría caer en puestos de descenso si el Valencia CF se impone al Rayo Vallecano. Es renovarse ahora o arriesgarse a morir, porque, aunque el técnico ha manifestado que se ve capacitado para revertir esta situación, su cara en la última rueda de prensa decía otra cosa. El equipo ha perdido la confianza y va en caída libre.
Aunque los resultados son lo que cuentan y los que te dan o quitan la salvación, las sensaciones que ha transmitido el equipo en los últimos partidos preocupan mucho más. La imagen ha sido muy pobre. Decepcionante. Ante rivales de nuestra Liga como el Real Valladolid CF, Real Celta de Vigo o Girona FC el Espanyol no ha estado a la altura. Diego Martínez ha sido superado tácticamente por los entrenadores rivales y se ha visto un conjunto blanquiazul sin argumentos. Cuando parecía que todo tenía que ir mejor, tras dos victorias consecutivas y la llegada de refuerzos, se ha visto al Diego Martínez más perdido que nunca. No ha sabido encontrar esa tecla que durante tanto tiempo buscó David Gallego y que le acabó costando el cargo al técnico canterano. Con él se repetirá la historia.
El Espanyol no está jugando a nada y necesita urgentemente un cambio en toda la dirección deportiva. No solo en el banquillo, sino también en el área deportiva. El proyecto de Domingo Catoira y Diego Martínez ha fracasado estrepitosamente y solo queda salvar la temporada. Y para ello hay que hacer borrón y cuenta nueva. Sacar del club a todo lo que tenga olor, por no decir ‘tufo’ a Rufete, y apostar por savia nueva. La apuesta de Luis García tiene algo de riesgo como en su momento la tuvo la de Pochettino. Pero pocas opciones más quedas. Un ídolo como es el asturiano que vuelva a ilusionar a la mayoría de los pericos.
Su posible llegada no nos garantiza la salvación, pero si nos asegura que iremos todos a una hasta el final. Que no habrá críticas, ya que lo único importante será salvar al equipo. Deberemos dejar cualquier diferencia al margen para pensar solo en el Espanyol. Luis García siempre ha presumido de ser del Espanyol y con su posible llegada tenemos una oportunidad para volver a mostrar nuestro orgullo por estos colores. Tenemos once partidos por delante, seis de ellos en un RCDE Stadium que debe presentar unas grandes entradas, para lograr el objetivo. Hay que dejárselo todo por lograr la salvación, ya que nos va casi la vida porque otro descenso podría ser muy preocupante. Y si al final fracasamos, las lágrimas de Luis García serán las mismas que las de cualquier perico porque él es uno de los nuestros. Pero este Espanyol ha superado crisis deportiva como estas y confío en que si los cambios no tardan lo volveremos a hacer.
