Con la llegada de Chen Yansheng a la propiedad del Espanyol se confiaba en la capacidad del potentado chino para exportar al club blanquiazul un modelo de éxito que ya había implementado en otros negocios de su propiedad, como el juguetero. Aún resuenan en los oídos de los pericos aquellas palabras pronunciadas en rueda de prensa de que veríamos al Espanyol en Champions en menos de tres años, pero el tiempo ha demostrado que como el mismo empresario ha reconocido posteriormente, se debieron en buena medida a su poca experiencia en el campo del fútbol. En estos años, y a pesar de que en su haber cabe destacar la estabilización que ha logrado de una entidad que halló a un paso de caer en concurso de acreedores, a nivel deportivo la única alegría fue una inesperada clasificación para la Europa League, mientras que tras 27 años del último descenso en 2020 se volvió a perder la categoría, una mancha negra en su mandato que a día de hoy no es ni mucho menos descartable vuelva a repetirse. Por no hablar que el Fútbol Base, que había de ser uno de los pilares de su proyecto, no ha sido excesivamente bien tratado, al igual que un Femenino que ha pasado de ser referencia a nivel nacional directamente a la irrelevancia. Si a eso les sumamos los continuos cambios de rumbo efectuados en los puestos de mando en la cúpula gestora, una planificación deportiva caótica, las fallidas apuestas en lo referente al banquillo y la evidente desafección social, podemos hablar sin lugar a dudas de que el proyecto Chen Yansheng si no totalmente fallido ya que ha de valorarse lo que ha hecho a nivel económico y patrimonial, si es más que cuestionable, y hace que sean comprensibles las llamadas de diferentes sectores sociales clamando por un urgente cambio de propiedad.
El 70% de los equipos implicados en el descenso, como el Espanyol de Chen Yansheng, de propiedad extranjera
Con un Espanyol el de Chen Yansheng penúltimo en la clasificación y a tres puntos de la zona de permanencia, estas cinco finales que restan ante Barcelona, Rayo Vallecano, Atlético de Madrid, Valencia y Almería determinarán el futuro del club y del mismo proyecto la próxima temporada. Yendo incluso más allá, parecen indicar un evidente agotamiento del modelo de la propiedad extranjera de los clubes de élite españoles, que ha pasado de ser visto como una auténtica panacea a ser cuestionado por motivos deportivos, económicos y sociales. Aparte de ejemplos palmarios como los de Abdullah ben Nasser Al Thani, el jeque de un Málaga que se halla prácticamente abocado a caer a Primera RFEF, o los de Piterman en el Alavés o Ahsan Ali Syed en el Racing de Santander, tenemos en la actual clasificación de Primera un ejemplo claro de que las promesas de dinero a raudales y éxitos deportivos no concuerdan en demasía con la realidad: y es que hasta cinco de los siete equipos que pelean por el descenso – Espanyol, Valencia, Valladolid y Almería, más el Elche ya descendido- son de mayoría accionarial extranjera. Sólo se salvan de la quema el Girona, propiedad de City Football Group de Arabia Saudí, que aspira a entrar en competición europea, y el Mallorca del norteamericano Robert Saber, que seguirá un año más en Primera. El Elche del argentino Christian Bragarnik como hemos dicho ya es equipo de Segunda tras una gestión errática. El Espanyol, propiedad casi al 100% de Rastar Group, tiene a tres puntos la zona de salvación. El Valencia pertenece a Meriton SL, la sociedad limitada encabezada por un Peter Lim que está desde hace tiempo en el punto de mira de la afición ché, que reclama su marcha -se ha creado el grupo Libertad VCF, que clama en cada partido la venta del club a gritos de “Lim Go Home”-. El Valladolid del exfutbolista Ronaldo Nazário también se ve implicado en la pomada de la permanencia tras una serie de resultados negativos. Y también está el Almería, que de todos ellos es el que parece mejor situado para evitar la quema, y que pertenece al saudita Turki Al-Sheikh. En todos los clubes hay elementos coincidentes: llegada de las nuevas propiedades con promesas de dinero y éxitos deportivos, generando unas expectativas que acaban viéndose por lo general decepcionadas. Muchos ven en la gestión del Espanyol de Chen Yansheng un caso parecido al de Peter Lim, al menos en algunos aspectos entre los cuales destacan el alejamiento físico de un propietario que dirige los destinos de la entidad desde la lejanía, provocando una más que evidente crisis de identidad y la desafección del aficionado.
