Planeaba en el ambiente un posible “alcorconazo”, porque hay memorias que tienden al pesimismo y aquella gesta de hace casi 15 años, forma parte de la huella del club del sur de Madrid. Y también por lo perra que es la segunda categoría del fútbol, que se incrusta como una costra que tarda 42 semanas en caer.
Pacheco no permitió el empate y continúa su relación de amor con el 0 en el marco.
Ya vuelve a pintar a jugadorazo Omar, golosina del mercado; menos ocupado que otras veces, Calero se protegió lo suficiente y Cabrera tuvo la curiosidad de mirar que pasaba arriba y sumó buenas incorporaciones. El que vuelve a recibir elogios que lo ponen por las nubes fue Brian, navaja multiusos contra el rival.
La zona ancha fue una valla electrificada que tendió Gragera y a partir de ahí, Aguado hizo de metrónomo del juego y Expósito perforaba la piedra alfarera con centros, tiros y hasta contragolpes.
El gol de la tranquilidad reafirmaba la voluntad de Jofre, primer centurión de la presión; Milla había abierto la lata en un remate que rebotó como un pinball y Braithwaite dejó camino a sus compañeros porque le individualizaron su marcaje.
Llegaron las sustituciones más por precaución que por necesidad: entre Keidi y Salvi el ritmo no decayó, Keita dejó el primer destello que acabó en los buenos reflejos del portero visitante. La primera acción de Ramón cayendo al suelo era el Coyote burlado por el Correcaminos y la postrera incorporación de Sergi, quizá enfocada al aplauso al Lele.
Fue hace unas semanas cuando se activó la alerta roja y entre presagios y vaticinios, nos consumíamos por dentro. Las ligas son largas, pero la paciencia es corta e individual. Un giro de timón activó el código Ramis, fórmula simple de un conocedor del paño: que enfrentarte a tu equipo sea ‘la visita al dentista’. Tocará hacer servicios a domicilio. Será el viernes, en el Tartiere.
