A pesar de los triunfos previos ante el CD Mirandés y el SD Eibar el Espanyol de Luis Miguel Ramis vio acabada su racha de triunfos y terminó conformándose con un decepcionante empate sin goles frente al conjunto altoaragonés. Fue la enésima oportunidad perdida de los pericos de dar un golpe sobre la mesa, mostrar jerarquía y añadir presión a los rivales directos, justo en una jornada en la que no se podía fallar dado que jugaban entre si el primer y el tercer clasificados, el Leganés y el Eibar, lo que abría una venta ade oportunidad a nivel clasificatorio. Tras el punto sumado ante los de Antonio Hidalgo, que no necesitaron de demasiado para llevarse un empate de un escenario aparentemente exigente como el Stage Front Stadium, tocaba esperar el resultado de la visita del Eibar a Butarque otra vez con el alma en vilo, ya que un triunfo armero haría que los espanyolistas dejasen de ser segundos y por tanto, de estar en zona de ascenso directo. Dicho y hecho, los vascos, que después del directo a la mandíbula propinado la anterior jornada por el Espanyol al ganar de manera milagrosa un partido que tenían en el saco a poco del final, supieron ser ambiciosos y reaccionaron ganando 0-2 en Butarque, con lo que desalojaron a los pericos de la segunda plaza, la que da derecho a ascenso directo. Paradójicamente, si la distancia tras vencer al Eibar respecto al liderato era de tres puntos, pese al fiasco frente al Huesca a pasado a ser sólo de dos, pero ello no puede hacer olvidar que caso de vencer al conjunto del Alto Aragón los espanyolistas coliderarían la tabla con el cuadro pepinero.

La reacción del Espanyol en Eibar, un espejismo
En cualquier caso, el mediocre partido firmado por el Espanyol ante la SD Huesca vino a demostrar que, desgraciadamente, lo visto en los últimos minutos del anterior encuentro en Ipurúa, esa reacción que parecía demostrar que este equipo era capaz de desatarse e imponer su teórica calidad en momentos de máxima presión, fue sólo un mero espejismo.

Ante el conjunto que entrena Antonio Hidalgo, el equipo blanquiazul volvió a mostrar su versión más gris, de hecho la que le ha acompañado durante casi toda la etapa con Luis Miguel Ramis al frente del equipo. Tras dejar unas horas para madurar todo lo vivido en ese Espanyol – Huesca, toca hacer una reflexión no sólo de lo visto sobre el verde del templo blanquiazul, también de la rueda de prensa posterior de Luis Miguel Ramis, que dejó notas dignas de repasar.
Ramis, entrenador del Espanyol, en tres pasos.#rcde pic.twitter.com/5AiKjsVncT
— Iván Molero (@IvanMolero) March 3, 2024
Llamó la atención la insistencia del preparador tarraconense, que no se mostró del todo descontento con el punto sumado, en referirse a que encuentros como el del sábado son “típicos de Segunda división”, como si a la parroquia perica fuese necesario recordarle en que categoría toca jugar este año. La misma insistencia que poca justificación tiene haber de soportar otro encuentro nefasto y soporífero en un día en que lo que tocaba era dar argumentos para alimentar la ilusión de una afición la perica que este curso está demostrando una paciencia encomiable y que protagonizó la mejor entrada del curso con más de 22.000 asistentes, y también una gran dosis de generosidad hacia sus futbolistas y el mismo cuerpo técnico.

Tras la épica remontada contra el Eibar, todo parecía a favor para confirmar la buena racha de resultados -que no de buen juego- y ser colíderes de LaLiga Hypermotion, pero la imagen de los pericos siguió siendo la misma, triste y desangelada; es absolutamente injustificable ver a un equipo como el Espanyol temeroso e incapaz de crear peligro en la portería del Huesca, que ni siquiera sufrió ante los escasos ataques de los pericos. La primera parte vista en el estadio fue indigna incluso tratándose de un partido de una competición tan discreta en líneas generales como la Segunda división española. Pese a que tras el paso por vestuarios Martin Braithwaite, Leandro Cabrera y José Carlos Lazo tuvieron sus oportunidades, lo cierto es que al equipo no tardaron en apagársele las pocas luces mostradas, víctima de juego pésimo y sin ideas claras. Como decimos Ramis, pese a no esconder que no estaba satisfecho con el punto obtenido, tampoco fue excesivamente crítico con el juego de los suyos, centrándose en ensalzar al rival para dejar clara la dificultad del encuentro. Ante su afirmación, “sabíamos que no íbamos a generar muchas ocasiones”, cabría preguntarse qué soluciones preparó durante la semana sabiendo como admitió que el Huesca plantearía un partido cerrado. Curiosamente, a la pregunta de por qué no deshizo la defensa de tres centrales en los últimos minutos del choque a la búsqueda de un triunfo que era importante, Ramis prefirió hablar de “imaginaciones” y elucubraciones sin sentido de la prensa sin caer en que hizo hincapié para justificarse en su inmovilismo en la presencia de un rival que ya había dejado el campo hacía unos minutos –Gerard Valentín había cedido su lugar a Rafa Tresaco en el 86’-: “Entiendo que todos tengamos imaginaciones, pero deben tener sentido. No podíamos prescindir del lateral porque estaba Gerard Valentín por la derecha. En el partido anterior, tuvimos situaciones a través de tener orden y hoy no podíamos perder eso. Ha sido un partido donde ha costado generar peligro, entre otras cosas porque había un choque en cada jugada”. Una vez más, insistencia por parte del técnico en un orden que no lleva a nada, excusas sin justificación y valoraciones exentas de autocrítica que llevaron a preguntarle directamente si sus palabras no estaban haciendo que un punto a todas luces insuficiente pareciese bueno: “No damos por bueno el punto, pero los puntos no vienen solos y los rivales también juegan. Es evidente que hemos hecho cosas mal, sobre todo en la primera parte. Por este motivo, hemos introducido cambios al descanso que han permitido que tuviéramos opciones de ganar. Hemos encarado pensando que los tres puntos que había en juego son diferenciales porque luego te pueden faltar para conseguir el objetivo. Sin embargo, tenemos un rival delante al que hay que respetar y al que tampoco somos infinitamente superiores”. Evidentemente, los puntos no vienen solos, sino a través del trabajo diario y la voluntad de mejora; Ramis lleva ya 15 partidos al frente del equipo y no solo no se está viendo una evolución en el juego, sino que muchos aprecian una involución respecto a los primeros encuentros en los que se sentó en el banquillo, en concreto ante Elche y Alcorcón, se vio al menos algo rescatable, si bien es cierto que los franjiverdes de Beccacece ofrecieron una versión muy desdibujada y el partido fue plácido, y ante los alfareros costó también abrir la lata. De hecho, da la sensación que el discurso de Ramis ha impregnado a la plantilla, y que tanto sus ideas como sus planteamientos quitan voluntad de atrevimiento a los futbolistas. En lo que tenía razón Ramis en su comparecencia ante los medios es en que el partido ante el Huesca supone una nueva pérdida de confianza por parte de la afición, a la que sigue reclamando su apoyo sin que se cumpla su voluntad de ofrecerle motivos para ello desde el verde.
El triunfo del discurso de la mediocridad en el Espanyol
Una muestra de cómo se impregna el vestuario de la idea de Ramis son las declaraciones en zona mixta de Joan García, cuando cuestionado por la falta de pegada del equipo recordaba, siguiendo el discurso del entrenador, que “el rival también juega, les marcan pocos goles y se le hace poco daño. Locura tampoco, en Eibar íbamos perdiendo y aquí empatábamos, y al final si no puedes ganar has de sacar un punto, seguir puntuando y a pensar en la próxima semana. No damos el punto por bueno, claro que no y menos en casa, pero una cosa no quita la otra. Sabíamos que al rival era muy difícil hacerle daño pero tampoco hemos de ir como locos arriba porque un punto que teníamos se nos podía ir fácilmente y quedan muchas jornadas. Lo importante es que hemos puntuado, una pena que sea sólo un punto, la próxima semana a ganar y a hacerlo bueno. Hay que sacar cosas positivas de este partido, aunque no hayamos marcado hemos tenido ocasiones, ellos apenas”. Lamentablemente, ni queda tanta temporada ni cabe ser tan conformistas tras haber dejado escapar dos puntos, aunque como el mismo Ramis había manifestado en la previa defendiendo su particular filosofía “será difícil que encontremos una racha de tres o cuatro partidos seguidos. Se suman más puntos al principio que la final. A veces sacando menos puntos que en el primer tramo puedes estar más arriba”. Lo único que hay que desear es que esos puntos desperdiciados por el miedo a perder de Ramis no se vayan a echar en falta al final cara al único objetivo que hay marcado en la hoja de ruta del Espanyol, el ascenso a Primera división.
