La opinión de Juan José Caseiro tras el Espanyol – Tenerife:
25 años estuvo olvidado el bloque de mármol con el que Miguel Ángel le dio forma al David. Hasta en el Renacimiento, las mejores obras tardaron en culminar. Manolo González, escultor futbolístico, busca darle forma a una pieza con múltiples grietas. Expuso su arte en la plaza de Cornellá y como la estatua, sufrió un último percance de los partidarios de los Medici, familiares directos de Garitano.
Sólo se puede evaluar a Joan por el buen hacer con el pie; Omar titubeó al inicio y después justificó su plaza fija en la derecha. Se atrevió algo más Sergi con el pase entre líneas, cuando en su juventud estuvo en una denominación de origen que alardean de haberlo inventado. Víctor después y Cabrera antes, salieron en la foto del gol en el único detalle agrio de un gran partido de ambos.
Gragera sentó cátedra y se doctoró y en esa comparativa disminuye la aportación de Pol al choque. Las ubicaciones específicas diseñadas para Aguado merecieron más ante un rival atrincherado.
Se precisa recuperar a Jofre, impreciso en los controles. Nos acordamos de Martín porque Puado no sumó y Keita tiene el propósito, pero con eso no basta.
Para reventar la caja fuerte tinerfeña, desde la banda se les ocurrió bajar lo que estaba guardado en la nube: Nico reclamó protagonismo y motivado fue peligroso, Gastón y Kenneth, contundencia y velocidad, mezclada con pecados de juventud y Milla invitándonos al infarto.
Nos quedamos como el tramo horario isleño, con una victoria menos por los de Canarias. Algunos empates tenemos al estilo inverso, marcando sin merecerlo. La diferencia radica en que parecíamos estar muertos y ahora se nos ve muy vivos. En esta partida de tute vamos a llevarnos las diez de últimas. Será que lo bueno cuesta tiempo. Yo pienso esperar a ver culminada la obra. Con la paciencia de Miguel Ángel y creyendo eso que la gente canta: “que si, joder, que vamos a ascender”.
Juan José Caseiro
