No me ha gustado la actitud del RCD Espanyol durante toda la temporada. Jugar bien o mal puede pasar. Esto depende de muchos factores que, a veces, no son controlables, pero la actitud no es negociable y hay campos en los que la deshonra les ha perseguido como gato a ratón. Además, quiero decir algo que ha costado entender durante toda la temporada: el rival que se pone delante también juega. Es lo que tiene la Liga Hypermotion, que bajar al barro no es solo decirlo, es hacerlo.
No sé quién ha sido el que la ha liado tanto en este año -aunque uno se hace una idea-: CEO, directiva, entrenadores, jugadores o el propio chaval que recoge pelotas en el estadio. Sinceramente, ya da igual. Da igual en estos dos -o cuatro- partidos restantes. Ya habrá tiempo de pedir explicaciones, pero ahora, a mi parecer, no es el momento. Animar, cantar, estar con el equipo y decirles “lo buenos” que son es lo que toca. Decirles que lo van a conseguir. Todos debemos ser de ayuda ahora mismo. La tremenda pitada del otro día fue un gran toque de atención de la afición y más de uno en el verde parece que aprendió la lección. ¡Fíjate si aprendieron, que hasta ganaron holgados!
Olvidémonos de todo. Olvidémonos de las posibles divisiones en el vestuario. Olvidémonos del caso Nico Melamed. Olvidémonos de la venta y de todo lo que pase con los directivos. Solo durante dos semanas. Ya tendremos tiempo de pasar facturas. Yo fui uno de los ingenuos que creyó en que las cosas iban a mejorar. Yo fui de esos de “no es necesario estar constantemente atacando, dejemos trabajar”. Pequé de buena fe. Pequé de que nadie quería algo malo para el Espanyol. Pequé de pardillo. Aun así, ¿sabes qué te digo? Déjame pecar una vez más y vamos a animar a estos jugadores hasta el final. Eso sí, no quiero que pienses que es un mensaje populista. Sé muy bien lo que son, pero también sé que, si hay una mínima posibilidad de ir a la Primera División, pasa por ellos. Elijo creer y apurar todas las opciones porque, a pesar de todo, llevan el escudo en el pecho que tanto quiero.
Después de esta opinión, yo te pregunto a ti… ¿Eliges creer?
