Ésta es la opinión de Juan José Caseiro tras el Sporting de Gijón – Espanyol:
Sentinel del Norte, una remota isla en el Indico, está habitada por una tribu que no posibilita el contacto con el mundo exterior. No se sabe el idioma que hablan o cuantos son. Quien ha intentado acercarse, acabó perdiendo la vida. Será uno de esos lugares que quedarán sin explorar por un Espanyol que se adentró en la selva de los play off y el primer machetazo arrancó de cuajo el primero de los resultados positivos que se necesitan para volver a Primera.
En lo que fue exigido, Joan estuvo magnífico; Omar se dedicó un partidazo porque él lo vale; Calero y Cabrera se valoran conjuntamente, jugando compenetrados y como unidos por una cuerda invisible y sufrió Milla, condenado a las fantasías de Hassan.
Excepcional Gragera, que juega sin esperar nada a cambio y envío jamón, cervezas y tabaco a Sylvinho, seleccionador albanés, por dejarnos a Keidi, pulmón innegociable. Nico, estimulado en las redes, no se escapó de los marcajes.
La prioridad de los extremos se la dejamos a Jofre, el que más se desgasta defendiendo; el gol siempre puede borrar otros fallos y entre Braithwaite y Puado encontraron la fórmula para batir a los gijoneses por primera vez en el curso.
Había que sumar efectivos a la expedición y Brian es boina verde, Salvi no funcionó y Aguado concentró buenos detalles que habíamos olvidado. Gastón y Bauza, llevaron el oxígeno, cuando solo quedaba huir de la tribu que habita El Molinón.
Salimos con un tesoro del primer encierro en el Norte. No es definitivo, pero tampoco se puede desdeñar el valor de la victoria. Vaya por todas las veces que pedimos durante el año, la entrega que vimos ante el Sporting. Nos despierta más confianza las formas que el resultado. Guarden fuerzas para el jueves. El Templo, no es Sentinel, pero a ver quién se atreve a no darlo todo para salir vivo.
Juan José Caseiro
