La opinión de Juan José Caseiro tras el Espanyol – Sporting del playoff de ascenso:
Llegados aquí…
¿Vieron alguna vez esa escena de unas mujeres a las puertas de unos grandes almacenes, preparadas para ser las primeras en entrar en temporada de rebajas? Se abrían telediarios con esa imagen y copaban portadas de diario. Una puesta idéntica a la salida de un Espanyol que en veintiún segundos pudo decantar la vuelta de una semifinal, que acabó siendo agónica por una puntería distorsionada.
La parada de guardia de Joan al tiro lejano de Otero va camino ya de convertirse en costumbre; Omar pagó con roja una imprudencia, que repetida es mucho menos de lo que aparenta; este Calero valía hoy el doble de su fichaje, acompañado de un Cabrera racial, imponente y que dio abasto con todo lo que se le presentó, mientras Milla agradeció las ayudas y le ganó al jugador clave del rival que nos podía romper desde el extremo.
El ejercicio de simplificación de Gragera contribuyó al orden en la cobertura y en la basculación del equipo; si fuese delito el robo de balón, Keidi dormiría en prisión por reincidente y Nico, ofreció valor añadido, ayudando en la contención.
El mapa de calor de Jofre dibujará más de cien rayos en forma de desmarques sin haber recibido ningún pase; Puado se pudo haber coronado en la más clara y a partir de entonces anduvo reñido hasta con el control del cuero, mientras Braithwaite, seguirá esperando a estrenarse en el gol en unos play off, donde el balón al palo aparece como el indicio de lo que puede venir.
Con el fin de engrosar el beneficio del equipo, Brian fue el más acertado en el lío que provocaron los cambios, Salvi fue una fórmula equivocada y Aguado activa la alarma por parecer desconectado. La garra de Gastón frenó en el cielo las Aerolíneas Insua y Bauzá devolvía el tercer centrocampista que en los cambios anteriores había mutado a un 4-4-2 lleno de inseguridades.
Desde la atalaya del barco se avista tierra de primera. El Cantábrico que pasa por Oviedo será el último puerto en el que atracar antes del desembarco en Cornellá, en vísperas de verbena. No es momento de quedar varados en la orilla. Llegados aquí, sería absurdo desperdiciar la oportunidad que se presenta. El botín de primera no se encuentra siempre de rebajas, pero va siendo hora de aprovechar este ascenso a precio de saldo.
Juan José Caseiro
