Todavía son recordadas las controvertidas primeras declaraciones de Chen Yansheng en sus primeros días como presidente espanyolista asegurando que el club podría jugar la Champions en solamente tres años. Ello sucedió en invierno de 2016, en verano, tras una importante inversión veraniega en materia de fichajes, llegó la consolidación en la categoría, con opciones europeas hasta casi el final de la competición. Quique Sánchez Flores comandaba la nave blanquiazul y era el eje del proyecto junto con el Director Deportivo Jordi Lardín, que había sustituido a Ángel Gómez pocos meses después del nombramiento de éste. Fue el primer movimiento confuso de un cargo que ha consumido a cinco profesionales hasta el día de hoy. Cabe apuntalar asimismo el retorno, en el nuevo cargo de Director General Deportivo, de Óscar Perarnau.
Tras el verano de 2016, llegó el de 2017, en el que la parroquia perica empezó a acostumbrarse a escuchar dos palabras que se iban a convertir en habituales el resto de los mercados: límite salarial. Los responsables espanyolistas, con Ramón Robert como CEO al frente, no calcularon adecuadamente que se había excedido el límite con los contratos suscritos la temporada anterior. Aunque el efecto letal para las cuentas blanquiazules llegó combinado con una ampliación de capital de Rastar que se quedó a la mitad del recorrido (75 millones de euros suscritos de los 150 que se habían anunciado) y la llegada de las restricciones del gobierno chino a la salida de capitales al extranjero. En ese verano, el Espanyol se reforzó menos de lo necesario y empezó a defraudar las expectativas deportivas, lo que le costó el cargo a Quique Sánchez Flores, primer entrenador defenestrado de los once que han ocupado el banquillo del club en la etapa Chen. Asimismo, Jordi Lardín también se vio obligado a dejar su cargo.
Pese a que el verano de 2018 fue el primero en el que el Espanyol invirtió menos de lo que recaudó en fichajes -la famosa fórmula Guasch en la que se invertía en deuda la mitad de lo obtenido en ventas y solo el 40% en nuevas incorporaciones- el club blanquiazul consiguió su mejor resultado en Liga de la etapa Chen, consiguiendo la clasificación europea para disputar la Europa League. Ello fue con Rubi en el banquillo y en una temporada de altibajos clasificatorios que se resolvió en la última jornada. Pese a ello, el proyecto no tuvo continuidad. La dirección deportiva no logró mantener el bloque que tan bien había funcionado durante la temporada y eso pasó factura. Pero principalmente, todo se desencadenó con la huida del técnico, Rubi. Desairado por no haber visto apoyo en sus peticiones de mejora económica, decidió aceptar una generosa oferta del Real Betis, que también abonó la cláusula de Borja Iglesias, máximo goleador perico esa temporada. La pérdida de Borja Iglesias es sustancial, puesto que era un jugador franquicia y, además de su rendimiento, tenía una gran conexión con la grada. Reemplazar al ariete, que llegó a jugar la previa de la Europa League, sería uno de los grandes problemas de ese verano. Pero tampoco el resto de refuerzos funcionaron, ni los sustitutos de Borja ni el de Rubi (Gallego, que subió del filial). Aparte de estas dos salidas, el cuadro blanquiazul también dio salida a Mario Hermoso, que acabó recalando en el Atlético de Madrid.
Muchos aficionados sitúan este punto clave como el origen de la decadencia actual, a la mala gestión deportiva de los responsables de entonces; Rufete y Óscar Perarnau como responsable máximo, incapaces de sustituir las bajas con refuerzos adecuados, en una temporada donde el equipo disputaba tres competiciones. Hay que recordar que a Perarnau, esta gestión llegó a costarle el cargo pocos meses después. Sin embargo, Chen Yansheng decidió seguir confiando en Rufete, al que dio el cargo de Director Deportivo a mediados de dicha temporada, una temporada a la que le faltaban todavía muchos desastres por encadenar.
Con el equipo abocado durante todo el curso al descenso y tras un baile de entrenadores -Gallego, Machín, Abelardo- llegó el mercado de fichajes más oneroso de la era Chen, que tratando de evitar su primer descenso llegó a desembolsar más de 40 millones de euros en cuatro refuerzos: Raúl de Tomás, Cabrera, Embarba y Oier. Durante las primeras jornadas, el equipo pareció que podría darle la vuelta a la clasificación, pero pronto se vio incapaz fallando en jornadas clave y para colmo, en ese momento llegó el parón del COVID, que acabaría arrastrando al equipo, huérfano de su público, al abismo de la clasificación con solo 25 puntos conquistados. Si bien es cierto que las figuras contratadas a contracorriente no consiguieron evitar el descenso, sí que es cierto que consiguieron ayudar al equipo a regresar a Primera la campaña 2020/21. Vicente Moreno fue el entrenador que dirigió aquel ascenso, además, como campeón de liga de la Segunda División. No obstante, el Espanyol, empezó la Liga excedido y tuvo muchísimos problemas con el límite salarial que solo pudieron solventarse con la venta de Marc Roca al Bayern, que permitió a los blanquiazules balancear unas cuentas ya bastante desequilibradas.
Durante el verano de 2021 el tándem Duran-Rufete consigue reforzar mínimamente el equipo gracias a la acción combinada de una ampliación de capital, convirtiendo deuda con Rastar en acciones, y a la llegada del CVC, un crédito dirigido por LaLiga que otorga una parte de dinero a los clubes para fichar. Gracias a estos dos factores, llegan algunos jugadores hacia el final de ese mercado. Si bien el equilibrio deportivo llega de la mano de Vicente Moreno, en una temporada de consolidación en Primera donde se obtiene un gran rendimiento como local, contrastado con uno discretísimo como visitante. No obstante, es una temporada convulsa, porque el Director Deportivo, Rufete, sigue acumulando críticas por su gestión en la temporada del descenso. Tampoco José María Durán y el propio Vicente Moreno se escapan a la crítica de los aficionados. Y además se produce, por vez primera, el intento del grupo inversor americano Foster-De la Vega por hacerse con el control del club. Ello acaba con la salida precipitada de José María Durán, a quien Chen pierde la confianza por su gestión en la venta. Y solo un mes y medio después, una vez conseguida la permanencia, se produce la salida de Rufete y Vicente Moreno. Muchos señalan este punto también como otra de las claves de la decadencia de un Espanyol que queda comandado directamente por Chen, cuyo representante en Barcelona es Mao Ye, entronizado en CEO del club. Mao decidirá confiar en Domingo Catoira, hasta el momento Secretario Técnico, para llevar la dirección deportiva.
Catoira se decide por Diego Martínez, entrenador de moda que venía de un año sabático y cuya elección acabará determinando el destino de la temporada 2022/23, la cual acaba siendo un completo desastre. Empiezan los problemas enfrentando al club con las figuras importantes de la plantilla, que Diego y Catoira pretendían regenerar completamente apoyándose en el resto del grupo y en dos fichajes póstumos de Rufete. Brian Oliván y Joselu Mato. Pero el grifo de incorporaciones de calidad se cierra ahí, porque el Espanyol, de nuevo en problemas con el límite salarial, no consigue colocar ventas y en consecuencia, no tiene dinero para reforzarse. Ello lleva a los primeros problemas para confeccionar la plantilla, con protestas del técnico incluidas por la ausencia de jugadores. En un año marcado por errores graves en los fichajes y por el parón del Mundial 2022, el Espanyol no consigue levantar cabeza durante el curso. Se ve obligado a cambiar de técnico y acaba descendiendo en medio del escándalo arbitral sin que nadie de la dirigencia del club de la cara. Pese a que ese año, para tratar de evitar el desastre, sí hubo inversión invernal -aunque mucho más discreta que en el año del primer descenso- el segundo descenso de la era Chen se consuma.
Tras un mes largo sin dirección deportiva al ser cesado Catoira, Fran Garagarza asume el cargo. Vuelven a repetirse los problemas de cada verano en el límite salarial y los fichajes tardan en llegar. Pese a ello, el Espanyol recauda muchísimo dinero en ventas que no acaba revirtiéndose en el campo: más de 30 millones de ingresos frente a poco más de cuatro en inversión. Para colmo, ninguno de los fichajes de Garagarza resultan diferenciales. A las primeras de cambio, con tan solo 14 jornadas disputadas, el Director deportivo decide prescindir de Luis García. Su sustituto, Ramis, no consigue mejorar los números de su predecesor y acaba siendo asimismo cesado. El equipo -y especialmente la afición- sufre durante todo el año y finalmente consigue el ascenso en un épico y agónico Playoff ante el Oviedo.
Ello sucede el 23 de junio, ni siquiera un mes después, Garagarza avisa ayer en Sport: “Por desgracia, no vamos a tener ahora mismo el Espanyol de otros años, es la realidad. Seguimos en el hospital. Pese a todo, daremos el máximo como siempre por el bien del club”. Vienen curvas. Este medio publica el viernes que el límite salarial está más excedido que nunca y apenas hay margen para reforzarse. Se viene un año muy complicado y la sensación -reforzada por los nuevos intentos de venta del club- de que el proyecto Rastar se halla en plena decadencia y la etapa en la que se perseguían éxitos ha finalizado. Los errores del pasado se repiten. Las gestiones deportivas erróneas, combinadas con la nula inversión del grupo Rastar en crecer. La apuesta de una propiedad que ya ni se molesta en aparecer, es invertir únicamente en mantener al club estabilizado financieramente hablando, pero no va a volver a invertir en grandes fichajes. La consigna es seguir adelante con los recursos propios, tirar con lo que haya, o sea sobrevivir. O malvivir. ¿Hasta cuándo?
