La temporada del Espanyol comenzó bajo una nube de incertidumbre, pero Manolo González, el técnico que lidera el equipo en su retorno a Primera división, ha sabido transformar las dudas en esperanza. A pesar de las dificultades iniciales y de contar con una plantilla cuya calidad ha sido ampliamente cuestionada, Manolo ha logrado lo que ninguno de sus predecesores pudo: ganar un partido en las primeras cuatro jornadas de La Liga. Esta victoria no solo le ha permitido ganarse la confianza de la afición blanquiazul, sino que también viene a romper una racha negativa que llevaba arrastrando al club los últimos años
Rompiendo una mala racha
Desde que Abelardo Fernández dirigió al Espanyol en enero de 2020, ningún entrenador del club ha logrado ganar un partido entre los tres primeros del curso, y sólo hay un precedente antes de Manolo de triunfo en la 4ª jornada. Ni Rufete (no logró ni un triunfo en siete encuentros, sumando un único punto), ni Vicente Moreno (no lo consiguió hasta la 6ª fecha del calendario, ganando en casa al Alavés por 1-0), ni Diego Martínez (lo logró como Manolo en la jornada 4, al ganar en San Mamés (0-1), ni Luis García (la primera victoria con el asturiano fue en quinta jornada tras asumir el cargo, ante el Getafe, 1-0), pudieron romper esa barrera, lo que refleja una tendencia preocupante para un club histórico como el Espanyol. Esta racha negativa había calado hondo en la afición, que veía cómo cada temporada comenzaba con el pie izquierdo, sembrando dudas y aumentando la presión sobre el equipo. González, sin embargo, ha cambiado esa narrativa. Su victoria en la jornada 4, aunque no llegó dentro de las primeras tres fechas del calendario, se siente como un respiro después de años de sufrimiento temprano en la temporada. Este triunfo ha sido un hecho importante, no sólo por lo que significa en términos de puntos, sino también por el mensaje que envía: el Espanyol tiene un líder en el banquillo.
Un inicio difícil
El camino hasta esa victoria no fue fácil. Manolo González asumió el mando de un equipo que había sido criticado por su falta de calidad en la plantilla, con jugadores que muchos consideraban no estar a la altura de La Liga. Los primeros partidos fueron complicados, con un equipo que luchaba por encontrar su identidad y cohesión en el campo. Las críticas no se hicieron esperar, y la presión sobre Manolo aumentaba con cada jornada sin victoria, pese a evidenciarse una progresiva y notable mejora en el juego. Sin embargo, el técnico mantuvo la calma y continuó trabajando: su capacidad para motivar a los jugadores y sacar lo mejor de ellos, incluso en circunstancias adversas, ha sido clave para este primer éxito.
La respuesta de la afición
La victoria en la jornada 4 ha sido un punto de inflexión en la relación de Manolo Gonzalez con la afición blanquiazul. Los seguidores del Espanyol, conocidos por su fidelidad a los colores pero también por su exigencia en cuanto a resultados tras unos años de muchas decepciones, han comenzado a respaldar al nuevo entrenador de manera más firme. Las muestras de confianza en redes han aumentado, y el ambiente en el RCDE Stadium ha cambiado de la incertidumbre a la esperanza. Este cambio en la percepción de la afición es crucial para un club que necesita desesperadamente estabilidad y unidad en un momento tan delicado.
Lo que viene
A pesar de este logro temprano, Manolo González sabe que el camino por delante es largo y está lleno de desafíos. La plantilla sigue siendo limitada en cuanto a calidad, y el entrenador deberá continuar trabajando duro para maximizar el rendimiento de sus jugadores. No obstante, esta primera victoria ha demostrado que el Espanyol es capaz de competir, y que con el liderazgo adecuado, incluso los desafíos más difíciles pueden ser superados. La confianza que ha ganado Manolo González entre los aficionados blanquiazules podría ser el impulso que el Espanyol necesita para afrontar el resto de la temporada con determinación y optimismo. Si bien es solo un paso, puede ser significativo hacia la recuperación de un club que busca desesperadamente la estabilidad en su retorno a la máxima categoría.
