El Comité de Competición de la RFEF ya se ha pronunciado tras el polémico Espanyol–Villarreal. En primer lugar, ha dictaminado que la expulsión de Gerard Garrido, segundo entrenador del conjunto perico, le suponga una suspensión de dos partidos y una multa de 700 euros para el club y 600 para él como infractor. Aunque lo que realmente tiene en vilo tanto al club como a su afición es lo que se resuelva porel incidente ocurrido durante el partido contra el Villarreal en el RCDE Stadium. Un vaso de plástico, arrojado desde la grada, impactó en el árbitro Alejandro Quintero González al final del encuentro, lo que ha desatado la posibilidad de sanciones importantes. Y en este sentido, por ahora, vista el acta arbitral y demás documentos, la resolución especial procede:
1. Requerir al Espanyol que, en un plazo de dos días, manifieste lo que a su derecho convenga sobre la base de las alegaciones formuladas y, en su caso, aporte las pruebas que considere.
2. Solicitar a la Oficina Nacional de Deportes la remisión del Acta del Partido suscrita por el Coordinador de Seguridad del citado encuentro.
Así que ahora, una vez el Espanyol presente todo lo requerido, todavía tocará esperar aún unos días para conocer el veredicto definitivo del Comité de Disciplina de la RFEF.
El suceso tuvo lugar el pasado jueves, cuando el Espanyol cayó por 1-2 ante el Villarreal. Al final del encuentro, mientras Quintero González se dirigía al túnel de vestuarios, fue alcanzado en el pecho por un vaso lleno de líquido lanzado desde la grada. El colegiado, aunque no sufrió lesiones, solicitó la identificación del aficionado, que fue rápidamente localizado por las fuerzas de seguridad. Se trata de un ex socio del club, de 39 años, quien ya ha pedido disculpas tanto al Espanyol.
El incidente fue registrado de acuerdo con el artículo 15 del Código Disciplinario de la RFEF, el cual establece que los clubes son responsables de cualquier comportamiento que ponga en peligro la integridad física de los árbitros. El Comité de Disciplina decidía este viernes postergar su decisión hasta la próxima semana, en concreto hasta el miércoles 2 de octubre, para tener más tiempo para evaluar todos los elementos del caso. El Espanyol no juega en casa hasta el 5 de octubre, cuando se enfrentará al Mallorca, lo que otorga margen para que se tome una decisión.
Tocará cruzar los dedos
Varios escenarios están sobre la mesa. La opción más severa, según publica Ramón Fuentes en Mundo Deportivo, implicaría el cierre total del RCDE Stadium por un partido y una multa que podría oscilar entre los 18.000 y los 90.000 euros. Esta fuente apunta que esta sanción parece menos probable dado que el club ha colaborado eficazmente al identificar al responsable y el árbitro no sufrió lesiones graves.
Aunque el cierre total del estadio parece improbable, las sanciones aún pueden ser significativas. El hecho de que el agresor haya sido identificado y que se haya disculpado podría aliviar la severidad de la sanción. Sin embargo, el comité disciplinario aún tiene que considerar si el incidente representa una falta de diligencia por parte del club en términos de seguridad, lo que influiría en la gravedad del castigo. En cualquier caso, la afición del Espanyol y el club deberán esperar aún unos días al veredicto del Comité de Disciplina.
