Este verano, el Espanyol, severamente condicionado por su precaria situación financiera, realizó varias apuestas en el mercado de fichajes para reforzar su línea ofensiva, un aspecto que necesitaba urgentemente atención tras su ascenso a Primera división y la marcha de Martin Braithwaite, su hombre gol el pasado curso. Fran Garagarza se supo mover con agilidad para intentar traer refuerzos en esa demarcación, sabedor que el gol iba a ser más necesario que nunca para luchar por el objetivo de la permanencia. Las llegadas de Irvin Cardona, Alejo Veliz y Walid Cheddira generaron expectación en el entorno perico, ya que los tres venían de demostrar condiciones de cara a puerta en anteriores experiencias: Cardona, que puede desempeñar el rol de un ‘9’ clásico aunque su verdadera fortaleza radica en su capacidad para adaptarse a diferentes posiciones ofensivas ya que puede actuar como referencia en el centro del ataque, ocupar cualquiera de las bandas o desempeñarse como segundo delantero, ofreciendo soluciones en diversas zonas del frente ofensivo, en su reciente paso por el Saint-Étienne, a donde llegó cedido desde el Augsburgo en enero, sumó diez goles, dos de ellos en el decisivo playoff de ascenso. Su rendimiento más destacado lo alcanzó precisamente como extremo derecho, posición desde la cual desplegó su mejor fútbol.

Alejo Veliz llegaba cedido por el Tottenham Hotspur. Formado en Rosario Central, debutó en la Primera División argentina en 2021 y rápidamente destacó, marcando su primer gol en 2022. Su buen rendimiento, sumado a su actuación en el Mundial sub-20, atrajo el interés de clubes europeos, lo que llevó a su traspaso al Tottenham en 2023 por 23 millones de dólares, la venta más cara en la historia de Rosario Central. Tras un paso por Sevilla en 2024 que no fue nada fructífero, llegaba al Espanyol con la expectativa de reivindicarse en el ataque blanquiazul.

Finalmente, Walid Cheddira se incorporó a préstamo para aportar competitividad en la zona alta. El marroquí, que hasta ahora había desarrollado toda su trayectoria en Italia pasando por numerosos equipos como el Parma, el Lecce, el Bari y el Nápoles, venía avalado por ser un atacante versátil que destacaba por su potencia física y habilidades técnicas. Formado en clubes modestos de Italia, logró consolidarse en la Serie B, donde fue clave en el ascenso del Bari. Su destacada actuación en la temporada 2022-23, con 17 goles en la segunda categoría y el título de máximo goleador de la Copa de Italia, le valió su fichaje por el Nápoles en 2023, que lo cedió al Frosinone en la Serie A. Allí, tras un comienzo discreto, fue ganando protagonismo.

Los tres como decimos llegaron entre grandes expectativas; sin embargo, a día de hoy, su rendimiento genera algunas dudas sobre si el club ha acertado en su política de incorporaciones.
Veliz ha sido hasta el momento el único de los tres que ha logrado marcar en este tramo inicial de curso; fue el autor de un auténtico golazo que dio el triunfo ante el Rayo Vallecano, en el RCDE Stadium, culminando así una muy buena actuación. De todos modos, si bien todavía pronto para sacar conclusiones definitivas, la joven promesa argentina aún no es ese atacante capaz de hacer goles desde posiciones complicadas que demostró ser en su país. Aunque ha mostrado destellos de su calidad y derrocha trabajo, su impacto en los partidos -ha disputado hasta el momento 488 minutos repartidos en 7 encuentros- ha sido limitado penalizado también por el estilo de juego del equipo, los férreos marcajes que recibe y los pocos balones que le llegan a los pies en un conjunto en el que se echa tremendamente en falta la figura de un ‘10’. En el partido del jueves ante el Villarreal, además falló al cometer la falta que acabó costando el gol del empate groguet. Su adaptación a una liga exigente como la Primera división española es un proceso que requiere tiempo, pero es algo que en cualquier caso, como en el resto de compañeros recién llegados, debería acelerar, y más en su caso ya venía con cierta experiencia en la competión.
Cheddira venía con la etiqueta de ser un delantero eficaz; no obstante, desde su llegada al Espanyol, el marroquí no ha conseguido replicar esa cualidad mostrada con anterioridad. A pesar de su movilidad y sus intentos de involucrarse en el juego, Cheddira se ha mostrado algo errático. Uno de sus puntos fuertes es su velocidad, pero de momento esta característica tampoco le ha servido para destacar especialmente en sus actuaciones como blanquiazul. Pese a todo, ha sumado una asistencia de gol, ante el Rayo Vallecano, y también forzó un penalti. Sólo ha sido titular en un encuentro, en el Bernabéu, pero fue sustituido en el descanso, al ver Manolo González que su apuesta no estaba saliendo bien; el resto, 26 minutos frente al Atlético, 19 ante el Rayo, 33 ante el Alavés, y 18 frente al Villarreal.
Por lo que respecta a Cardona, tampoco ha tenido aún una actuación que brille sobremanera y sea determinante para el equipo. Aunque sus estadísticas en sus anteriores clubes no lo posicionen como un goleador prolífico, Cardona habría de ofrecer algo más allá de los números actuando para asociarse con sus compañeros, cualidades que deberían resultar clave para el Espanyol en encuentros ajustados desestabilizando a las defensas rivales. Hasta ahora ha jugado 202 minutos, participando en todos los partidos a excepción del que tuvo como escenario el Civitas Metropolitano: estuvo 33 minutos sobre el verde ante el Valladolid, 68 frente a la Real, 45 ante el Rayo, 32 frente al Alavés, 14 ante el Madrid y 10 en el duelo con el Villarreal. Unos números que indican que su presencia ha ido de momento de más a menos.
Manolo González sigue experimentando con distintas combinaciones en el ataque, pero hasta ahora no ha logrado encontrar la fórmula que maximice el rendimiento de sus nuevos delanteros. La presión por lograr este encaje es palpable, ya que el técnico es consciente de hay que dar con las soluciones adecuadas pronto. A medida que avanzan las jornadas, el margen de error se reduce, y la necesidad de un ataque más efectivo se vuelve cada vez más apremiante para mantener al equipo en la lucha por su objetivo de la permanencia.
