El Espanyol atraviesa un momento delicado y su fragilidad defensiva es, sin duda, uno de los factores que están complicando el arranque de la temporada. Una situación muy diferente a la que se vivió la pasada campaña, cuando la llegada de Manolo González al banquillo trajo consigo una solidez atrás que fue crucial para el ansiado ascenso a Primera división. En aquel tramo final de curso, el equipo logró mantener su portería a cero en nueve de 16 partidos, cimentando su éxito en una defensa que se mostró casi inexpugnable. Hoy, esa misma línea se ha convertido en una de las grandes preocupaciones para Manolo González, que debe hacer lo posible para enderezar el rumbo en fase defensiva si no quiere ver como sigue la sangría de goles y puntos.
Un problema de fondo: 168 remates recibidos
Los números no mienten, y las estadísticas reflejan la realidad de un Espanyol que se encuentra en serios apuros defensivos. Según los datos de LaLiga, recopilados en un análisis sobre el tema que realiza hoy Mundo Deportivo , los blanquiazules han concedido 168 remates en las diez primeras jornadas, lo que supone una media de casi 17 disparos por encuentro. Joan García, a pesar de ser el guardameta con más paradas del campeonato (46 en total), no ha podido evitar que 17 de esos tiros hayan terminado en gol, con una preocupante tendencia al alza: cinco goles en las primeras cinco jornadas y doce en las siguientes cinco.
El encuentro del sábado pasado en San Mamés fue un ejemplo claro de la fragilidad perica. El Athletic Club, con solo diez remates, logró anotar cuatro veces, lo que llevó a Joan García a realizar apenas dos paradas. En cambio, el Real Madrid necesitó hasta 31 tiros para lograr el mismo número de goles en el encuentro del Bernabéu. La eficiencia de los rivales frente al Espanyol refleja una combinación de errores defensivos y mala fortuna que está costando muy caro.
La defensa, de ser un bastión a evidenciar una debilidad preocupante
El cambio en la fiabilidad defensiva del Espanyol respecto al curso pasado es alarmante. La pasada temporada, el conjunto perico construyó su éxito desde la solidez en la zaga, mientras que en la actual, apenas ha mantenido su portería a cero en un 10% de los partidos. De hecho, según Juanma Muñoz, conocido como Chiquidatos Fútbol en X, el antiguo Twitter, el equipo blanquiazul es el que más tiros a puerta recibe en LaLiga (6,20 por partido), un registro que solo supera la temporada 2003-04 (6,47).
🚨🚨El @RCDEspanyol venía sobreviviendo por una eficacia en las áreas inusitada y casi insostenible para un equipo recién ascendido. Y eso es muy difícil de mantener en el tiempo:
🔵Hasta ayer estaba en +20% bajando tras el encuentro en Bilbao hasta el +16%. Cuadro 1
🔵Es el… pic.twitter.com/8uk5cHqO8X— Chiquidatos fútbol (@juanmaironman) October 20, 2024
El problema va más allá de los disparos. El Espanyol también es el tercer equipo que más pases en largo a la espalda de su defensa ha permitido en lo que va de campaña, una clara señal de desajustes tácticos y falta de contundencia en la línea defensiva. Esta situación refleja la incapacidad del equipo para protegerse ante situaciones de peligro, un aspecto que fue su principal fortaleza en el tramo decisivo de la pasada temporada.
Un equilibrio insostenible y el riesgo de vivir al límite
La eficacia del Espanyol en las áreas había sido, hasta ahora, inusitadamente alta para un equipo recién ascendido. Sin embargo, como bien apunta Muñoz, esa efectividad es muy difícil de mantener a lo largo de una temporada. Hasta la visita a Bilbao, el equipo estaba en un +20% de efectividad, pero después del partido, esa cifra cayó al +16%, exponiendo la fragilidad en la que se halla inmerso el conjunto perico. La diferencia entre los tiros a puerta a favor y en contra (-39) tras diez jornadas no tiene precedentes desde la temporada 2019-20, lo que augura un camino difícil para los de Manolo González en la competición si no se corrige el rumbo.
Recuperar la solidez, una necesidad
Si el Espanyol quiere luchar con garantías por la permanencia, debe reencontrar la solidez defensiva que lo llevó de regreso a la élite. Manolo González tiene en sus manos la misión de ajustar una línea que ha perdido el carácter competitivo que definió al conjunto perico desde su llegada. La solución pasa por corregir errores individuales y colectivos, aumentar la concentración en los momentos clave y recuperar la intensidad de una zaga que, de ser un bastión en el ascenso, ha pasado a ser el talón de Aquiles del equipo. La permanencia se juega en gran medida en la defensa, y es hora de volver a blindarla.
