Activación uno, dos y tres. Quedémonos con este término utilizado por Sara Monforte, entrenadora del RCD Espanyol Femenino, en la rueda de prensa previa al partido que enfrentará este domingo a las 18 horas contra el Granada CF Fem en la CE Dani Jarque.
La propia entrenadora ha comentado en dicha rueda de prensa que, para lograr goles, se está trabajando tanto nivel físico como nivel psicológico, realizando tareas de activación en los momentos clave de cada encuentro.
Monforte ha puesto el ejemplo que les ha comentado el psicólogo del club, Jaume Sabaté, sobre el gol que inicia Antoine Griezmann contra el PSG de Luis Enrique Martínez, donde pasa de tener activación tres a bajar a activación uno y tener esa precisión para frenarse, mirar y dar el pase largo que finalmente termina en gol de Ángel Correa – jugador que también, en la recepción del balón, pasa de activación tres a dos, incluso a uno, para marcar-. Sin embargo, ¿qué son exactamente los niveles de activación?

Las activaciones del Espanyol Femenino, al detalle
Por un lado, la activación uno es ese momento en el terreno de juego donde necesitas esa pausa y calma para tomar la mejor decisión y ejecutar la acción con la mejor precisión.
Por otro lado, la activación dos es el instante en el partido donde se encuentra más el equilibrio, que estás en modo activación tres (ahora lo explicamos) y activación uno, que es el momento de arrancar y tener esa precisión en equilibrio.
Finalmente, la activación tres es cuando la jugadora da todo de sí a nivel físico, con un desgaste potente por la excitación del momento en plena carrera, pero dificultando la finalización en la precisión del pase o remate a puerta.
Extrapolándolo al RCD Espanyol Femenino, vamos a poner el ejemplo con las jugadoras Júlia Guerra (defensa), Iara Lacosta (extrema) y Lice Chamorro (delantera), que son más conocidas para la afición perica y vamos a recrear una situación ficticia que puede ocurrir en cualquier partido de Liga F:
La defensa perica está realizando unos muy buenos partidos porque gestionan la activación en uno dentro de área propia, ya que se “olvidan” un poco más de la activación tres y priorizan la precisión en la entrada para el robo de balón. Júlia Guerra es un claro ejemplo de ello, ya que sabe cuando activarse en cada momento, siendo una de las defensas centrales más en forma de la plantilla, además de titular indiscutible.
Cuando ese esférico se logra despejar y cae, por ejemplo, en Iara Lacosta, -siguiendo con el ejemplo- esta jugadora inicia la activación tres, donde las pulsaciones y el pensamiento está en correr a portería para que no te atrape la defensa rival. Una vez logrado el objetivo y estar en zona de centro o posible pase en tres cuartos de campo, la decisión final pasa por conseguir bajar a activación uno, donde las pulsaciones y la mentalidad atacante baja para lograr esa precisión en la decisión. Todo esto nada tiene que ver con el físico o correr, sino con la mentalidad de la jugadora en ese momento para tomar la mejor decisión posible.
Siguiendo, imaginemos que ese balón de Iara Lacosta ha ido en profundidad a Lice Chamorro, la cual está en activación tres por seguir la jugada de su compañera (también partía en esta jugada ficticia desde el centro del campo). Pues bien, Lice -también finalizando con el ejemplo- en su mentalidad debe bajar a activación dos o, incluso, uno, para tomar la mejor decisión en precisión para marcar el gol, dejando de lado la adrenalina del momento y pensando en enfocarse directamente en realizar el mejor disparo a puerta posible o el último pase a una compañera que llegue mejor posicionada.
Finalmente, una de las frases más interesantes que ha dejado Sara Monforte con relación a este tema ha sido cuando ha comentado: “Si todo lo haces a la misma velocidad e intensidad de activación, no puedes ejecutar bien la acción. Es todo muy multidisciplinar; no es solo cosa de uno, sino del conjunto entero para sacar el máximo rendimiento a las jugadoras”.

