El Espanyol regresa a Montilivi para un derbi que seguramente le traerá recuerdos de la última pesadilla vivida en Girona, trayendo recuerdos de aquel fatídico 1 de abril de 2023, cuando la derrota ante el Girona FC le costó a Diego Martínez el cargo y dejó al equipo blanquiazul tambaleándose en la cuerda floja del descenso. Dos días más tarde del encuentro el Espanyol despedía oficialmente a un entrenador que llegaba al club lleno de ilusión, pero que se marchaba tras una racha de cuatro derrotas consecutivas y con el peso de la frustración de un proyecto que en ningún momento llegó a despegar. El gallego, que ahora triunfa en un rival directo por la permanencia, la UDLP, en su última rueda de prensa, asumió la responsabilidad por la situación del equipo, aunque no sin dirigir un dardo a la directiva: “Respeto la decisión del club, pero no la comparto. Todo proyecto es un proceso y el nuestro tenía que empezar desde otro punto y más despacio”.
Ahora, el Espanyol regresa a Girona con Manolo González al mando y con la sombra de una nueva crisis en el horizonte. La situación, pese al crédito que se ha ganado el preparador entre la afición, dista de ser cómoda: los pericos se han visto abocados a la zona de descenso y suman ya tres partidos sin ganar en LaLiga antes del parón internacional. El equipo no pudo disputar su último partido ante el Valencia antes del parón, lo que deja un vacío en su cuenta de puntos y una presión añadida al enfrentarse a un Girona que pese a haber comenzado el curso con dudas es un rival que ya ha demostrado saber dónde dar donde más duele a los blanquiazules.
En el acto del Eixample Teatre, celebrado el pasado martes, Manolo González hizo un análisis sincero de la situación, admitiendo que, aunque el equipo ha mostrado carácter y garra, los resultados recientes ante el Athletic, Sevilla y Barça no han acompañado y que toca ya ganar. Para el caurelao, este obligado parón ha representado seguramente dada la situación una pausa incómoda, pero también ha ofrecido una oportunidad para recalibrar al equipo de cara a un duelo que, sin duda, revivirá las emociones del último paso por Montilivi.
A diferencia de aquella última vez, cuando Diego Martínez expresó su tristeza y frustración al despedirse con un discurso lleno de reproches, Manolo González llega a Girona con una determinación clara, consciente de que cada jornada cuenta y que no puede permitirse los deslices de hace dos temporadas. Aun así, la afición recuerda bien el mensaje final de Diego Martínez, en el que con humor negro se lamentaba de una “pelotita” que parecía caprichosa en no querer entrar a lo largo del curso.
Este regreso a Montilivi supone pues una oportunidad que no debería desaprovecharse para que el Espanyol reescriba el curso de su destino. En esta ocasión, la afición espera que no solo el equipo, sino también esa “pelotita” que tanto mencionaba Diego Martínez hace año y medio, esta vez sí decida ir a su favor.
