El RCDE Stadium, una instalación que es motivo de orgullo para todos los pericos y emblema del Espanyol en el Baix Llobregat, no siempre es recibido con el mismo entusiasmo por todos los habitantes de su entorno. Desde su inauguración en 2009, la presencia del estadio en Cornellà-El Prat también ha despertado críticas por los inconvenientes que, según algunos vecinos, acarrea para la zona.
Entre las voces más críticas destaca la de la presidenta de la Associació de Veïns del Barri Riera de Cornellà-El Prat, Conchi Zatón, que no ha dudado en exponer públicamente su preocupación por lo que considera un impacto negativo del estadio en la vida diaria de los residentes. Problemas de movilidad, ruido y un notable aumento de la suciedad durante los días de partido son algunas de las quejas recurrentes que ha expresado en entrevistas recientes. La dirigente vecinal sostiene que, aunque el estadio puede haber traído dinamismo a la zona, las contrapartidas no han sido abordadas con suficiente compromiso por parte de las instituciones ni del club. Reclama soluciones efectivas para paliar las molestias y una mayor implicación por parte del Espanyol en la convivencia con el vecindario.

En entrevista que Zatón ha concedido a La Grada Ràdio, hemos explorado en profundidad sus demandas, sus propuestas para mejorar la relación entre el RCDE Stadium y los vecinos, y su visión sobre el futuro de esta convivencia. Ciertamente, los artículos en los que los miembros de la asociación de vecinos se han pronunciado dibujan una situación parecida a un auténtico calvario: “No es así, el tema es que a un barrio tan pequeño se le pone un estadio así genera una serie de molestias, pero no sólo el Espanyol, pasa con todos los clubes. Recogemos las quejas que nos genera no el campo, no estamos en contra de ningún deporte que se pueda hacer en Cornellà. Pero un estadio de 40.000 pegado a un barrio pequeño de 3.000 personas trae problemas. Viene gente muy respetable, padres de familia con niños, pero también comporta una serie de condicionantes con alguna gente que está todo el día por aquí, bebe mucho y crea problemática, suciedad, orines, peleas… Tenemos refuerzos policiales y nos hemos reunido con el Ayuntamiento, la gente que vivimos aquí no estamos contentos con un grupo que bebe más de la cuenta y repercute en todo. No es toda la gente del Espanyol”, insiste la presidenta de la asociación.
Insiste Conchi Zatón que a su parecer, “el estadio se hizo demasiado encima de la zona urbana, es nuestra sensación. Los terrenos del estadio están en un antiguo meandro del río, y toda la problemática la tiene Cornellà y los impuestos se los lleva El Prat”. Con todo, la instalación blanquiazul se hizo sobre una zona inundable, y una de las condiciones fue hacer un depósito de aguas fluviales que ha supuesto una mejora para la comunidad, aunque Zatón insiste que “no vino referido a lo que es el campo, fue porque se inundaba de aguas de lluvia. No tiene nada que ver con el campo, el campo está encima de donde pasaba el río. José Luis Morlanes y el Ayuntamiento de Cornellà hicieron sus acuerdos y el campo nos lo dieron hecho, como entidad dijimos que por qué no se hacía en el otro lado del río”.

Conchi Zatón reitera que el problema viene derivado en su mayor parte por un perfil concreto de seguidores: “Cuando viene familias no hay problemas, el problema está en que la gente que viene de fuera, desplazada, han de pasar el día y muchos empiezan a beber y comporta que generen inconvenientes”. Con todo, parece evidente que todo lo que sucede fuera de las instalaciones blanquiazules es competencia de las fuerzas policiales, no del Espanyol: “Tuvimos una reunión con ayuntamiento, los cuerpos policiales, con limpieza, y sabemos el refuerzo que hace la policía para intentar controlarlo. No digo que sea culpa de unos y otros, sino del incivismo y no de todos, hay un grupo pequeño al que no dejan entrar al campo y traen problemas. Hay bares que los días de partido cierran. Otros sacan beneficio pero no toda la gente de aquí vivimos de los bares. No estoy en contra de ningún equipo ni de nadie, recojo como entidad las quejas de la gente que vive aquí, hay cosas muy fuertes en las que no quiero entrar, e insisto en que no son todos”.

En definitiva, es clave saber para mejorar esta situación qué reclama la asociación de vecinos, que soluciones hay y quién debe operar: “No tenemos una varita mágica para solucionarlo todo, si no estuviese tan encima del barrio no tendríamos esta problemática, nos están escuchando porque hay policía para controlar los partidos, pero pese al control la cosa se sobrepasa en algunos puntos estratégicos. Tenemos constantes conversaciones con el ayuntamiento, para temas como la limpieza. También hemos hablado con el Espanyol para explicar lo que molesta a la gente, el ruido de la maquinaria para el césped que de noche se escuchaba mucho y enseguida se redujo para no molestar, no hay mal rollo con nadie; lo único que hacemos es recoger las quejas de la gente”.