El Espanyol atraviesa una etapa convulsa en todos los frentes. La última temporada cerró con unas pérdidas de 16,7 millones de euros, elevando la deuda del club a unos 85 millones. En lo institucional, la ausencia de su presidente, Chen Yansheng, anclado en China, acentúa la sensación de desgobierno. Y en lo deportivo, las últimas tres ventanas de fichajes se han saldado sin incorporaciones relevantes, más allá de cesiones que no han aportado grandes beneficios. Pero, en medio de este panorama desalentador, la cantera emerge como el faro que ilumina el camino.
Un tercio de la plantilla actual está formada por jugadores de la casa. Futbolistas como Joan García, Omar El Hilali, Pol Lozano, Jofre y Javi Puado están siendo lo mejor de la temporada. Estos jugadores, con su conexión con el escudo y su cuidado en el trato al balón, representan la identidad que el club busca potenciar desde dentro. Fran Garagarza, director deportivo desde 2023, y Manolo González, en el banquillo, han decidido mirar hacia el fútbol base como respuesta y posible solución a la falta de recursos.
No es la primera vez que la cantera salva al Espanyol en tiempos difíciles. Como explica Jordi Quixano en un reportaje que publica El País, en 1997, Paco Flores lideró a una generación dorada conocida como “La Quinta de la Intertoto”, en un contexto igualmente precario. Flores, convencido de que “con gente de la casa se podía llegar al fin del mundo”, apostó por jóvenes como Tamudo, Sergio González, De Lucas y Joan Capdevila. Esa generación no solo consolidó al equipo, sino que dos años después levantó la Copa del Rey.
En 2006, el Espanyol repitió hazaña en la Copa, con otra generación de canteranos que mezcló con éxito jugadores como Moisés Hurtado, Dani Jarque y Corominas. “En el Espanyol siempre aparecen buenos jugadores, pero parece que solo salen cuando hay necesidad porque muchas veces se mira fuera”, reflexiona Moi Hurtado. “Es frustrante ver que en el fútbol base te equiparas con el Barça, pero en el primer equipo ellos se consolidan y nosotros no”.
Sin embargo, las cosas están cambiando. Según Hurtado, las cesiones recientes, como las de Puado y Jofre, han sido claves para su transición al primer equipo. “Gran parte del éxito es darles confianza y partidos”, añade.
Garagarza llegó al club con la idea recuperar la cantera como eje estratégico. “ “Debíamos marcar un modelo de club y pensar en qué estilo de juego queríamos, qué perfil de jugadores podíamos sacar, qué líneas de sucesión tendríamos, pero debemos mejorar la metodología, conceptos, exigencia… Y acelerar los procesos en los jugadores para que estén más cerca del primer equipo”, explica. Entre sus iniciativas destacan la creación de un departamento de cesiones y otro de mejora individual apoyado en Big Data. Pese a los avances, Garagarza explica que aún queda trabajo por hacer: “Aunque se han dado pasos no podemos decir que hayamos recuperado la salud, toda avía estamos en el hospital”.
Aun así, las categorías inferiores del Espanyol siguen siendo su principal activo. “Una de las identidades del Espanyol es la cantera y la idiosincrasia del club explica que siempre ha dado rendimiento. Crea activos, que pueden llegar al primer equipo o que pueden venderse para generar ingresos al club”, asegura Garagarza, quien ya ha renovado a más de 50 jugadores desde su llegada, incluido Jofre hasta 2029. “La renovación es retener talento. Uno de los grandes problemas de nuestra cantera es que hay otras con más capacidad y te tocan a los jugadores. Para evitar las salidas a otros sitios donde cobran más, los chicos tienen que ver cómo son nuestras apuestas y que lo que proyectemos sea real. Debemos ir también a un modelo formativo, de estudios, seguimiento a las familias…”, afirma el director deportivo.
El club sigue sumido en zona de descenso y el ascenso meteórico del Girona añade presión al Espanyol. Pero las promesas del fútbol base ofrecen esperanza. Nombres como Bauza, Justin, Carvalho y Mingo piden paso, dispuestos a responder si se les da la oportunidad. “Cuando la situación no es la mejor, la cantera siempre responde, pero hay que dar pasos firmes, atrevernos y creer”, concluye Garagarza.
La historia del Espanyol demuestra que la cantera no solo ha sido refugio en tiempos oscuros, sino también cimiento de éxitos futuros. ¿Será esta generación la que vuelva a guiar al club a días mejores? El tiempo lo dirá.
