El conflicto entre el FC Barcelona y los colectivos del Espai d’Animació alcanza nuevas cotas tras el cierre indefinido de esta zona del estadio. La decisión del club se produce después de que la directiva azulgrana instara a los cuatro colectivos –Almogàvers, Nostra Ensenya, FCB Supporters y Front 539– a asumir las multas por un total de 21.000 euros impuestas por LaLiga y otras entidades por cánticos y uso de bengalas en partidos de la temporada pasada. Entre las consignas sancionadas destacan, como ha adelantado Esport3, cánticos que han sido ofensivos no solo para el Real Madrid, sino también en contra del RCD Espanyol. Estos cánticos, cuya mayor sanción corresponde al partido entre Barça y Granada que terminó con empate 3-, han constituido una de las grandes causas que motivan estas sanciones financieras.
Cánticos ofensivos hacia el Espanyol y otros clubes
Según el informe al que ha tenido acceso el canal autonómico, el partido contra el Granada incluyó gritos como “Lo, lo, lo, lo y puta Espanyol”, el alusión al rival ciudadano del club azulgrana. En el entorno blanquiazul, estas revelaciones renuevan el debate sobre el trato que recibe el Espanyol en determinados estadios . La afición perica está acostumbrada a ser blanco de cánticos insultantes en otros derbis y enfrentamientos pero ha criticado cómo estas actitudes no solo dañan la rivalidad deportiva sino que refuerzan actitudes de desprecio. Aunque el Espanyol nunca se ha referido de manera pública a este hecho, recurrentemente diferentes aficionados han estado acudiendo a las redes sociales exigiendo acciones a LaLiga y a la Federación para evitar que se repitiesen incidentes similares en el futuro.
El dilema del Barça: multa económica o cierre indefinido
La directiva culé ha adoptado una postura firme: los grupos de animación no podrán regresar a l’Espai d’Animació hasta que se abonen las multas. Los implicados, por su parte, han solicitado una reunión con el club para buscar alternativas. El caso no solo afecta a la convivencia interna en el club azulgrana, sino que también abre el debate sobre cómo gestionar la animación en los estadios, manteniendo la pasión sin caer en conductas sancionables. Para el Espanyol y su afición, la pregunta es cuándo llegará el momento en que se respeten los límites y las rivalidades se limiten al terreno de juego.