Querer y no poder. El Espanyol dejó escapar una oportunidad clave para abandonar los puestos de descenso tras empatar sin goles ante Osasuna en un duelo que más parecía una partida de ajedrez que un partido de fútbol. Con una mezcla de urgencia y falta de ideas, los de Manolo González mostraron cierto orden defensivo, pero volvieron a evidenciar la alarmante falta de pegada que los mantiene en el pozo de LaLiga a falta de dos partidos para cerrar un complicado 2024.
El encuentro en el RCDE Stadium estuvo marcado por la escasez de ocasiones claras. La única acción de verdadero peligro llegó con un zapatazo de Pol Lozano, que obligó a Sergio Herrera a lucirse con una intervención de altos vuelos. Más allá de esa jugada aislada, el Espanyol volvió a adolecer de imaginación en ataque, algo que ya se ha convertido en un patrón preocupante para un equipo que lucha por la permanencia.

La mejoría defensiva no basta
La nota positiva fue la solidez defensiva. Joan García mantuvo su portería a cero por segunda vez en la temporada, algo que no ocurría desde finales de agosto ante el Atlético de Madrid. Con una zaga que mostró más serenidad de lo habitual, los pericos lograron contener a un Osasuna poco inspirado, que apenas exigió a los de Manolo González. Sin embargo, la falta de contundencia en ambas áreas sigue siendo el gran problema de este Espanyol, como ha señalado en repetidas ocasiones su técnico.

Una afición al límite
Mientras el equipo lucha sin éxito por cambiar su suerte, la afición blanquiazul se convirtió en protagonista. Los cánticos de apoyo a los jugadores contrastaron con los silbidos dirigidos a Pere Milla y, sobre todo, con las duras críticas hacia la directiva y Chen Yansheng. Abundaron pancartas con mensajes como “Chen go home” y cánticos de “directiva, dimisión” y “chino vete ya” reflejando el creciente hartazgo de unos seguidores que sienten que su club está a la deriva.

Dos finales para cerrar el año
Con el empate ante Osasuna, el Espanyol suma un punto que sabe a poco. El miércoles, frente al Valencia, colista de la categoría, los blanquiazules afrontan una auténtica final en casa. Después, cerrarán el año visitando a la UD Las Palmas, comandada por un viejo conocido, Diego Martínez.

Manolo González encara estos últimos compromisos en una situación que no es sencilla. Si los resultados no acompañan, su continuidad podría quedar seriamente comprometida. La Navidad se acerca, pero el Espanyol sigue sin encontrar el camino para regalarse un respiro en una temporada que amenaza con convertirse en otra pesadilla.
