El Espanyol sigue en caída libre tras un empate insuficiente y muy decepcionante frente al Valencia, último clasificado, en un partido que evidenció las carencias de una plantilla mal diseñada y la impotencia de un cuerpo técnico que no encuentra soluciones. La crisis es palpable: el equipo blanquiazul, con 15 puntos en 17 jornadas, no logra salir de la zona de descenso y ya no depende de sí mismo para escapar de la zona roja antes de que acabe el año y afrontar un parón navideño que puede resultar muy amargo.

El encuentro ante el Valencia fue un reflejo de los problemas estructurales que arrastra el equipo desde el pasado verano. La conformación de la plantilla por parte del director deportivo Fran Garagarza, maniatado por la decisión de Chen Yansheng de no invertir en refuerzos, ha dado como resultado un grupo falto de calidad y profundidad, con evidentes carencias en cada una de sus líneas e incapaz de competir con garantías en la lucha contra el descenso.

Por su parte, Manolo González, sobre quien recae la complicada tarea de revertir la situación, se encuentra ahora contra las cuerdas. Sus planteamientos no terminan de cuajar, y aunque en su defensa hay que decir que la plantilla a su disposición está muy lejos de ser ideal, su poco éxito en su intento de sacar el máximo rendimiento de lo que tiene pone su continuidad en entredicho. La afición, que hasta hace poco defendía su figura sin fisuras, empieza a perder la paciencia y a exigir cambios.

El empate deja al Espanyol con 15 puntos, a solo uno de la salvación, pero sin margen de error. Para agravar la situación, el próximo domingo visitan a una Unión Deportiva Las Palmas revitalizada tras la llegada de Diego Martínez, quien conoce muy bien al conjunto perico. Será un duelo cargado de morbo y tensión, que además podría ser decisivo para el futuro inmediato del equipo y también de su entrenador.
El 2024 sigue rumbo a acabar con muy malas perspectivas para el conjunto perico, que queda claro tendrá que apelar al milagro en la segunda vuelta si quiere evitar repetir el drama del descenso. De momento, el partido ante Las Palmas es la última oportunidad para los blanquiazules de intentar recuperar algo de esperanza antes de un parón navideño que promete traer en el caso del Espanyol más dudas que certezas.
