La contracrónica del Espanyol – Valencia, por Juan José Caseiro.
Jugando ante el espejo
Lean rápido, que cuando se ha contemplado la nada absoluta futbolística, uno bien merece descansar y olvidarse de todo cuanto antes. Esta podría ser una ‘crónica IKEA’, les dejo por aquí los nombres y se la construyen al gusto. Es también un relato reversible, como esas chaquetas que sirven de un lado y del revés, porque Espanyol y Valencia jugaron delante del espejo, en presente y futuro.
La dimensión de los nervios llegó hasta Joan, que hizo la misma parada que Dimitrievski; cómico el saque de banda de Omar que ya había renunciado al ataque en cinco saques anteriores, volviendo el juego al portero cuando estábamos en tres cuartos y la noche de Kumbulla, Cabrera y Brian es para que el gremio de defensas les retire el carnet o les suba la cuota.
No hay un absoluto para todo, pero dos en el medio no bastan. Král tapaba las vías de agua de la zona y Justin llegó hasta que los músculos se le atenazaron igual que la mente.
Reventado a defender, Roca va ganando espacio aprovechando las oportunidades y hoy nos parecía lejos la revelación que estaba suponiendo Jofre. El gol libra a Puado de verse como Dani Gómez y Cheddira se lleva el trofeo “Don Fuera de Juego” por insistencia.
Pensaría Manolo que tirando del hilo algo potable saldría desde el banquillo y ni Cardona, ni Romero llevaban premio. Bastante hizo Bauza de no contagiarse del nerviosismo del resto y Aguado, ¡ay Aguado!, para lo que hemos quedado.
Hoy pensé en una de aquellas profesoras de mi infancia, que siempre repetía en clase la frase que habría deseado escribir hoy con algún matiz: “o jugamos todos o rompemos la Baraja”. No será por nuestro desempeño que se haya jugado la vida su entrenador, porque lo que iba para noche de traca, acabó en ‘llufa’. Fallas en diciembre, a ver qué ninot queda, de aquí al domingo, indultado.
Juan José Caseiro
