Este intenso 2024 se acerca ya a su fin, con lo que el Espanyol sellará un año que deja muchas incertidumbres; de todos modos, si algo ha quedado muy claro es que ante momentos de decadencia en lo que al ámbito deportivo e institucional se refiere, su fuerza radica principalmente en su afición.
Durante la primera mitad del año, el RCDE Stadium fue lugar de encuentro de la resistencia blanquiazul con unas cifras de asistencia envidiables en la categoría. Aparte de acudir en buen número a los encuentros jugados en Cornellà-El Prat, los desplazamientos en varios estadios de España exhibieron la fuerza de una hinchada que pese a las decepciones nunca tiró la toalla: cientos de seguidores recorrieron miles de kilómetros para apoyar a su equipo, invirtiendo tiempo y dinero. Con el soñado retorno a Primera división, la afición ha seguido siendo el principal activo del club. Los números lo avalan: más de 33.000 socios, un registro que se sitúa entre los mejores de la última década, y un notable aumento en la asistencia en el RCDE Stadium.
La exasperante ausencia de la propiedad: un vacío que pesa
En contraste con ese espíritu indomable, la propiedad sigue siendo un lastre para el Espanyol. La larga ausencia del presidente Chen Yansheng -que hace años que no se digna a pisar Barcelona, dejando una última imagen paseando por la Dani Jarque junto a Mao Ye y Catoira– es una herida abierta para una afición que siente que el club sigue siendo gestionado sin conexión ni implicación directa con su realidad. Esta era la temporada en la que se esperaba que los propietarios asumieran un papel más activo para establecer la estabilidad después del ascenso, pero la realidad es que ha sido precisamente lo contrario. La afición tiene la percepción de que el Espanyol avanza sin destino claro, y la falta de explicaciones por parte de la jerarquía directiva han profundizado esta brecha entre el club y su gente, que espera la venta como solución a la deriva de la entidad.
Críticas a la FCPE
La Federació Catalana de Penyes de l’Espanyol, un actor importante en el ámbito social perico, también ha sido cuestionado a lo largo de este 2024 por aquellos que echan en falta un posicionamiento crítico ante la deriva de la institución. Durante el último Aplec de Penyes, se evitó cualquier forma de protesta ante la cúpula de la entidad, lo que ha generado un malestar palpable entre muchos seguidores. En su día, la FCPE había ejercido de representación y canal de defensa de los intereses de los socios, pero este tono más complaciente en los últimos años ha llevado cada vez más a sectores a añorar esa combatividad. En un momento tan delicado como el que se está viviendo, no haber tenido un posicionamiento firme ante los problemas del club ha sido visto como una oportunidad perdida para alzar la voz a favor de todos los pericos.
Desafío 2025
Con un 2024 que dejará más sombras que luces a nivel institucional, el Espanyol se enfrenta al nuevo año con una misión: afianzar, independientemente de la propiedad, los lazos entre club y afición. La hinchada demostró que no abandonaría a su equipo nunca, pero espera algo a cambio: compromiso, cercanía y gestión a la altura de la pasión que pone en cada partido.
