Compiten por el puesto más exigente del Espanyol, pero la rivalidad no ha impedido que sean grandes amigos. Joan García y Fernando Pacheco, los porteros del equipo blanquiazul, representan las manos que defienden la portería de un equipo que, aunque es el que más disparos recibe de toda la Liga, se mantiene lejos de ser el que más encaja. En un acto promocional celebrado en la tienda Fútbol Emotion de Diagonal Mar, ambos han compartido con La Vanguardia sus impresiones sobre su relación, la exigencia de su posición y el difícil momento que vive el Espanyol.
Una relación de respeto y aprendizaje mutuo
“Nuestra relación fue muy buena desde el principio”, explica Fernando Pacheco, quien, a sus 31 años, ha tenido que adaptarse a un rol distinto al de titular indiscutible que había disfrutado a lo largo de su carrera. “La posición de portero es muy especial porque solo juega uno y es importante, cuando vas acumulando experiencia, ver las dos caras”, asegura.
El madrileño reconoce con humildad que la irrupción de Joan García en el primer equipo la temporada pasada era algo lógico. “Cuando llegué y vi a un chico como Joan, con la ilusión que tiene, cómo se entrena, cómo te apoya… Sabía que esto podía pasar, es ley de vida. Cuando ves un talento como él, solo te queda apoyarle de la misma manera que él te ha apoyado a ti”.
Por su parte, Joan García valora profundamente tener a su lado a un compañero con tanta experiencia. “Me aporta mucho, no solo cosas técnicas o tácticas de un portero en sí. Sino más en situaciones que me puedo encontrar o cómo trabajarlas”, detalla. “Sabe lo que estoy pensando en cada momento, y me da mucha seguridad saber que alguien me entiende y sabe lo que estoy pasando. Aunque no se lo pida, él también me ayuda”, confiesa el joven guardameta de 23 años.
La soledad del portero y la presión en el Espanyol
Ambos porteros coinciden en que la soledad es inherente a su posición, pero se apoya mutuamente para sobrellevarla. “Cada uno tiene su manera de afrontarlo. Yo siempre he sido bastante tranquilo, así soy en mi vida personal”, comenta Pacheco. Aunque admite que “el portero tiene que convivir con el sufrimiento. Sabemos que cada mínimo error nos va a condenar. Pero es la posición que elegimos y para lo bueno y para lo malo, es lo que nos gusta”.
Joan García, en cambio, prefiere enfocar la responsabilidad desde el orgullo de pertenecer a una larga tradición de grandes porteros en el Espanyol, desde Ricardo Zamora hasta Diego López. “Más que presión, es un espejo donde mirarse. Siempre he intentado absorber todo lo que puedo de ellos y lo que significa la portería del Espanyol”, explica.
Un equipo unido en un tramo difícil
Ambos guardametas son conscientes de las dificultades que atraviesa el equipo en este final de 2024. “Va a ser un año complicado, creo que será uno de los años en los que más puntos se necesiten para conseguir la salvación”, advierte Pacheco.
Sin embargo, tanto Joan como Fernando destacan la confianza en el entrenador, Manolo González. “Veo al equipo muy comprometido con él y con su staff. Y a él lo veo con muchas ganas e ilusión. Es un entrenador que siente al club”, afirma Joan. Mientras que Pacheco insiste en que “la unión es el camino a seguir. Tenemos que confiar en el trabajo del staff. Habrá momentos duros, pero de esos momentos se sale estando unidos”.
El Espanyol puede presumir de tener dos porteros que no solo compiten con nobleza, sino que comparten el objetivo común de que el club perico se mantenga donde pertenece: en la élite del fútbol español.
