Manolo González concluirá 2024 como entrenador del Espanyol, siendo su caso rareza entre los técnicos de los tres equipos que cierran la tabla en LaLiga. Mientras Rubén Baraja en el Valencia y Paulo Pezzolano en el Valladolid ya han sido relevados por Carlos Corberán y Diego Cocca respectivamente, el gallego sigue contando con el respaldo de la directiva, aunque en buena parte es por haber priorizado el mercado que no el relevo en el banquillo y se sigue muy de cerca a posibles sustitutos como Sergio González, un viejo conocido de la parroquia perica. El ex entrenador y ex jugador del Espanyol, actualmente sin equipo tras salir del Cádiz, estuvo muy cerca este pasado verano de regresar a la disciplina blanquiazul. Por aquel entonces, su fichaje se frustró a causa de una operación en la cadera que requirió un largo periodo de recuperación. Pese a este contratiempo, el vínculo entre Sergio y el club nunca se rompió. Durante las últimas semanas , con la frágil situación del equipo, el nombre de Sergio González volvió a ocupar la primera línea en los despachos del RCDE Stadium. Aunque Manolo González sigue contando con la confianza de la dirección deportiva, la cúpula mantiene un contacto muy estrecho con Sergio, lo que en el caso de un eventual giro de los acontecimientos.
Propietarios extranjeros, crisis locales
El Espanyol, el Valencia y el Valladolid comparten más que sus puestos en la cola: los tres están bajo propiedad extranjera, un hecho que, para muchos, explica parte de sus fracasos. Desde la llegada del capital foráneo, las tres entidades han vivido una montaña rusa de decisiones cuestionables, distanciamiento con sus aficiones y crisis deportivas continuadas.
El Espanyol, en manos del grupo chino Rastar desde 2016, vive su propio calvario. Dos descensos en las últimas cinco temporadas y un inicio de curso para el olvido han desgastado la paciencia de una afición que, hace unas semanas, llevó su protesta hasta la embajada china en Barcelona con unas pancartas con el lema “Chen go home” que cada vez son más numerosas en el estadio..
Otro caso notorio es el Valencia. Peter Lim, desde que es dueño del club en 2014, ha llevado al conjunto ché a una década de inestabilidad que ha empequeñecido una entidad histórica. Los pésimos resultados deportivos provocaron la destitución de Rubén Baraja, que llegó al banquillo con el encargo de recuperar la identidad valencianista, aunque los ánimos siguen encendidos en Mestalla, donde aún no comprenden que Lim hya gastado más en el relevo en el banquillo que en todo el pasado mercado. Las pancartas de “Lim, go home” se han convertido en habituales, mientras el Nou Mestalla sigue siendo un proyecto inconcluso que condiciona el futuro del club.
En Valladolid, Ronaldo Nazario sigue sin encontrar compradores para una entidad que adquirió en 2018 pero que, tras dos descensos en cinco años, parece más una carga que una prioridad para el antiguo astro brasileño. Pese a su relación personal con Pezzolano, el técnico uruguayo fue despedido tras una dolorosa goleada ante el Atlético de Madrid. Las pancartas de “Ronaldo, go home” en Zorrilla han sido el eco de una afición cansada de promesas incumplidas.
Contrastes en el capital extranjero
No todos los ejemplos de propiedad extranjera pintan un cuadro tan sombrío. El Girona, controlado por el City Football Group, disfruta de su clasificación para la Champions; el Mallorca, con el estadounidense Andy Kohlberg al mando, coquetea con puestos europeos tras ser subcampeón de Copa; y el Leganés, recién ascendido, cierra el año fuera del descenso bajo la dirección de Jeff Luhnow.
En ese sentido, mientras algunos clubes han cosechado éxitos gracias a propietarios internacionales, el sentimiento de pertenencia en algunos se ha diluido. Todo ello es un debate que se agudiza aún más con el crecimiento que ha cobrado el capital extranjero en LaLiga sobre todo tras la operación CVC.
Manolo González: ¿última oportunidad ?
Volviendo a la figura de Manolo González, el técnico del Espanyol está en la cuerda floja. Aunque cuenta con el apoyo del vestuario y supuestamente de la directiva, los resultados no llegan y el margen para cometer errores se reduce con el paso de las jornadas. Manolo González es el último entrenador de los colistas que sigue en su puesto, pero su futuro no está asegurado en un club que cierra el año sumido en las dudas, pero confiando en cambiar su rumbo en 2025.
