El Espanyol retoma la competición este sábado y lo hará con un partido clave ante el Leganés, un rival que supera a los blanquiazules por tres puntos en la clasificación, y al que se le podría meter en la pomada de la lucha por la permanencia caso de victoria. El cuadro de Borja Jiménez llegará a la cita más rodado, dado que a diferencia de los futbolistas de Manolo González sigue vivo en la Copa, y tuvo eliminatoria con el Cartagena, al que logró eliminar gracias al 1-2 logrado en Cartago Nova el pasado 5 de enero. En cambio, el Espanyol no compite desde el pasado 22 de diciembre, en que perdió en Las Palmas ante la UDLP por 1-0, un total de 20 días sin vestir de corto para los pericos.

El discurso proveniente del vestuario blanquiazul es que este tiempo ha sido positivo en el sentido que permite una limpieza de mente tras una serie de resultados no demasiado alentadores, y que también ha de servir para cargar las pilas cara a los primeros retos del 2025. Un discurso que en mucho recuerda al que se produjo en el último gran parón sin competición, los mismos 20 días en que los espanyolistas estuvieron sin jugar entre el 3 y el 23 de noviembre del pasado año, el 2024, a causa de la suspensión del encuentro ante el Valencia CF por los efectos de la DANA, inicialmente programado para el 9 de ese mismo mes. Los de Manolo González afrontaban esa pausa tras caer en el derbi en Montjuïc ante el Barça (3-1), y con la intención de aprovechar ese tiempo para preparar concienzudamente la visita a Montilivi, donde esperaba el Girona.

Sin embargo, pese a esos buenos propósitos, la resistencia blanquiazul en el feudo del conjunto gironí, duró exactamente 4 minutos, los que tardó Bryan Gil en abrir el marcador para los de Michel. De hecho, en sólo 27 minutos el conjunto local desniveló el encuentro gracias a un recital ofensivo y la inoperancia blanquiazul, con 4 dianas.
Y ello, pese a las palabras de Manolo González en la previa en que mostraba su confianza en la actitud de sus hombres desde el primer minuto de juego: “Espero que el equipo salga bien. Tenemos que intentar salir mentalizados, hemos preparado bien el partido”.

Varios jugadores también habían repetido a lo largo de todos esos días sin fútbol que el equipo había estado trabajando duro y focalizado en mejorar en aquellos aspectos que venían mermando al Espanyol en el primer tercio de Liga. Pero pese a todo ese tiempo extra sin competir y focalizado en entrenar para mejorar y llegar de la mejor forma posible a la vuelta a LaLiga, la decepción fue terrible. Javi Puado fue contundente a la finalización del encuentro: “Estamos enfadados, decepcionados. Es culpa de los jugadores. La gente se gasta un dinero y nos meten cuatro en treinta minutos. No hemos tocado el balón, nos han rematado tres veces solos dentro del área. Si estamos en el campo somos nosotros. Si voy a presionar y me superan es culpa mía, pero somos un equipo y es culpa de todos”.
Ahora el reto de los blanquiazules es aprender de aquellos errores, y demostrar que este tiempo sí ha servido para que se vea una versión mejorada del equipo.
