La contracrónica del Espanyol – Valladolid, por Juan José Caseiro.
Roberto reina en la ansiedad
Propongo como próxima promoción del club, la entrega de algún tipo de benzodiacepina nada más entrar al estadio, la que tenga el efecto ansiolítico más potente, que nos relaje muscularmente y porque no, si nos produce algún estado hipnótico, tampoco estaría mal. La excitación de la victoria, no puede enmascarar, las dificultades que se seguirán presentando para ganar tres puntos cada jornada.
El núcleo de la victoria, parte de las paradas decisivas de Joan, con el marcador igualado; la mejor noticia para Omar fue la sustitución de Moro, este tipo de partidos son el parque de bolas de Kumbulla y Cabrera y Brian empieza a saldar la deuda de malas actuaciones anteriores.
200 años ha cumplido la Policía Nacional y Pol sigue sin ser detenido por la cantidad de balones robados con un Kral que lleva algunas jornadas de Pokémon: involucionando.
El llamativo vendaje ya alertaba del estado de Antoniu, Tejero hizo todo tipo de servicios y el gol de Puado es en la zona de cultivo de los segundos puntas: al borde del área. La nueva oportunidad a Veliz fue para recibir palos, con la condescendencia de un árbitro que habla más que pita.
El shock por el empate movió la prudencia del duelo: Jofre que sacó la única amarilla visitante, Expósito con las ideas más claras y Calero cuando tocaba resistir. La nota positiva, Roberto, que metió ese tipo de gol que aún no nos habían dado tres delanteros diferentes.
La numerología fue una vez ciencia aunque ahora se considere superstición. Creo que hay algo de lo primero, porque también fue un 17 de enero el ‘Melendazo’ y en fechas como estas quizá no fallamos. No es fórmula para agarrarse a una salvación que será agónica. El que mejor conviva con la ansiedad, saldrá vencedor. A nosotros nos salvó Roberto de caer en ella, el delantero con número de defensa que llegó para marcar.
