El Espanyol encara su visita al Reale Arena para jugar ante la Real Sociedad con un par de incógnitas en su once titular. La euforia por la victoria ante el Real Madrid ya ha quedado atrás y el equipo blanquiazul está plenamente enfocado en el equipo donostiarra, un partido clave para seguir sumando en la lucha por la permanencia. Sin embargo, Manolo González no podrá contar con dos piezas: Carlos Romero y Urko González de Zárate.

Carlos Romero, uno de los héroes del último partido con su gol decisivo ante los merengues, no estará en San Sebastián por sanción. El lateral vio la quinta amarilla por la entrada a Mbappé, acción que generó una gran polémica mediática, y deberá cumplir ciclo. Su ausencia podría haber generado un problema extra si Brian Oliván no estuviera listo, pero todo apunta a que el lateral zurdo regresará tras superar las molestias físicas que le impidieron jugar ante el Real Madrid.

Por otro lado, Urko González de Zárate también se perderá el duelo, aunque por razones contractuales. El centrocampista, cedido por la Real Sociedad en el mercado de invierno, no podrá enfrentarse a su equipo de origen debido a la denominada cláusula del miedo. El Espanyol podría alinearlo si abonase una cantidad económica en concepto de penalización, cifra que se estima en torno a los 300.000 euros. Sin embargo, el director deportivo Fran Garagarza confirmaba el martes que el club no pagará esa suma.
Ante este escenario, Manolo González deberá reorganizar su medular. Todo apunta a que Álvaro Tejero será el elegido para suplir a Urko, formando un trío con Pol Lozano y Alex Král. Tejero ya ocupó ese rol antes de la llegada del vasco y fue el relevo escogido en el partido ante el Madrid cuando Urko dejó el campo.

El Espanyol necesita trasladar su buen momento al Reale Arena, donde tendrá una prueba exigente. El equipo solo ha sumado dos puntos a domicilio en lo que va de temporada, y rascar algo en San Sebastián no solo reforzaría la moral del grupo, sino que permitiría distanciarse aún más de la zona de descenso, en la que el Alavés, con 21 puntos, marca la frontera. Manolo González y su equipo afrontan el reto con ambición, conscientes de que cada partido es una final y de que Anoeta podría convertirse en un punto de inflexión en su asignatura pendiente: empezar a sumar lejos de casa.
