El Espanyol apostó en el pasado mercado de invierno por Roberto Fernández, un delantero que, según el análisis de Joan Camí en La Grada Ràdio, puede aportar variantes ofensivas a un equipo que, eso es una evidencia incontestable, necesita optimizar sus recursos en ataque. Su llegada fue una auténtica oportunidad de mercado, como reconoció en rueda de prensa el director deportivo Fran Garagarza, ya que en verano hubiese sido inalcanzable desde el punto de vista económico. Su situación cambió en la ventana de enero y el Espanyol supo aprovecharlo.
Un delantero completo con registros variados
A diferencia de los arietes corpulentos que fijan a los centrales, Roberto es un delantero híbrido, con un perfil más completo. No destaca por su potencia en el cuerpo a cuerpo, pero su condición atlética le permite ser competitivo. Su arranque explosivo en los primeros metros lo hace peligroso al espacio, aunque no es un velocista en carreras largas. Esa capacidad para atacar el espacio es clave en un Espanyol que juega con transiciones rápidas.
En lo técnico, tiene base suficiente para dar continuidad al juego en pocos toques, descargar de primeras y habilitar a los centrocampistas. No es un jugador que se sienta cómodo en espacios reducidos, por lo que cuanto más campo tenga por delante, mejor podrá expresar sus cualidades.
Un trabajo incansable en la presión
Más allá de su aportación ofensiva, su compromiso defensivo es notable. Roberto corre mucho y es el primero en saltar a la presión, orientándola hacia las zonas que interesan al equipo. Su capacidad para repetir esfuerzos es un valor añadido en un Espanyol que presiona en bloque bajo y necesita delanteros dispuestos a sacrificarse.
El encaje en un Espanyol de ataques directos
El equipo blanquiazul a las órdenes de Manolo González no elabora demasiado en ataque. Su estilo es vertical y básicamente busca enviar balones rápidos al área. En ese contexto, Roberto puede ser una pieza útil, recibiendo de espaldas, girándose y atacando los espacios. Sin embargo, la falta de volumen ofensivo del equipo juega en su contra: solo ha realizado dos remates a puerta desde su llegada. Con un mediocampista más creativo a su lado, podría haber encontrado mejores situaciones de remate.
Aún así, su adaptación no es fácil. Ha tenido que medirse con defensas rápidas como las de Asencio y Aramburu, y todavía debe demostrar que su potencial en Primera Federación puede trasladarse al fútbol profesional. Su gran reto será convertir sus condiciones en cifras: el Espanyol necesita goles y él debe ser uno de los encargados de aportarlos. En este sentido, Joan Camí propone una cifra que considera realista: cinco goles.