El RCD Espanyol sigue afianzando su fortaleza como local. Con el empate ante el Athletic Club en el RCDE Stadium, el equipo de Manolo González acumula ya siete encuentros sin perder en casa (victoria 3-1 al Celta, tres empates consecutivos ante Osasuna, Valencia y Leganés, a los que siguieron dos nuevos triunfos ante el Valladolid y el Real Madrid, a los que hay que sumar el punto de ayer frente al cuadro rojiblanco de Ernesto Valverde) demostrando que en su feudo es capaz de plantar cara a cualquiera, incluidos los conjuntos más potentes del campeonato. Como decimos, en las últimas semanas ha logrado imponerse al Real Madrid y ha estado a punto de hacer lo propio con los leones, pese a que poco del final se le escapó la victoria.
El Espanyol ha sumado ocho puntos en las cinco primeras jornadas de la segunda vuelta, casi el doble de su promedio en la primera, algo que refleja un cambio de mentalidad y competitividad. Además, esos ocho puntos han sido contra rivales a los que no logró puntuar en la primera mitad del curso.
Cinco puntos en el Tourmalet
El tramo de temporada que está afrontando el Espanyol era, sobre el papel, extremadamente complicado. Los rivales, comenzando por la visita al Pizjuán ante el Sevilla, eran de entidad y la dinámica con la que llegaban los blanquiazules no invitaba demasiado al optimismo, pero los pericos han sumado ya cinco puntos en esta fase crítica y tan exigente. No es un equipo brillante ni vistoso, algo que el propio Manolo González ha reconocido, pero ha encontrado una fórmula que le permite competir y sumar en momentos clave. Su propuesta se basa en la solidez defensiva y en un ataque que, aunque limitado, está sabiendo aprovechar las pocas oportunidades que genera.
Un Espanyol con limitaciones, pero que ha encontrado su manera de jugar
El Espanyol es, ahora mismo, un equipo que se siente cómodo en partidos planos, en los que no suceden demasiadas cosas. Joan García sigue demostrando que es un portero de máximas garantías, la zaga mantiene una consistencia notable, y en el centro del campo, Urko y Pol Lozano aportan equilibrio. En ataque, Roberto Fernández ha sido un soplo de aire fresco y un acierto de Fran Garagarza, respondiendo con su intensidad y oportunismo a lo que la afición demanda de un delantero.
Las limitaciones del equipo son evidentes: con una defensa repleta de hombres que no tienen buen pie para generar juego desde atrás, es cierto que falta calidad en la circulación de balón y no hay efectivos suficientes para ejercer una presión alta o proponer un juego más elaborado. Pero en un momento de dudas y con mucha presión para el técnico gallego, que estaba en el punto de mira, los resultados empiezan a dar sentido a su planteamiento. El reto ahora pasa por trasladar esta solidez al rendimiento fuera de casa, donde el equipo sigue mostrando muchas carencias.
Ahora, dos partidos seguidos fuera de casa
El calendario inmediato pondrá a prueba esa capacidad. El Espanyol visita primero a un rival directo como el Alavés en Mendizorroza, un partido clave para la lucha por la permanencia. Conseguir la primera victoria a domicilio de la temporada justo en este momento del curso sería un golpe anímico fundamental antes de enfrentarse al Villarreal. Es el momento de dar el paso definitivo y demostrar que este equipo no solo sabe competir en casa, sino que también puede sumar de tres lejos de su afición. Si se quiere estar el año próximo en Primera división, éste es el tipo de partidos que han de ganarse, algo que Manolo González ha de inculcar durante estos días a sus hombres.