El proyecto Seccions Deportives Espanyol nació en 2017 con la misión de reivindicar y recuperar el legado del club perico en diferentes modalidades deportivas, que en su momento dieron días de gloria a la entidad. Desde entonces, el esfuerzo de cientos de socios, voluntarios y patrocinadores ha permitido que los equipos de hockey patines, balonmano, voleibol, fútbol sala y baloncesto luzcan con orgullo los colores blanquiazules en diferentes competiciones por toda Catalunya. Pero tras de todo este esfuerzo en pro de su crecimiento y consolidación, el proyecto está llegando a un punto crítico que su presidente, Arnau Baqué, ha analizado en Tiempo de Espanyol, el programa de Javier de Haro.
Trabas estructurales y económicas han puesto a prueba la viabilidad del proyecto, que continúa funcionando de forma independiente al RCD Espanyol. La escasez de recursos, unida a tener que competir en categorías cada vez más exigentes, están poniendo a prueba al límite un modelo que, sin respaldo institucional, tiene un techo difícil de superar. Más allá del problema económico, sigue echándose en falta que el Espanyol como club regularice de algún modo su relación con este proyecto. La posibilidad de que Seccions Deportives se sitúa bajo el paraguas del RCD Espanyol ha sido vista siempre como una oportunidad, pero hasta el momento los rectores de la entidad no se han decidido a dar el paso.
Ahora, en medio de todos estos obstáculos, el destino de Seccions Deportives Espanyol está en juego; lamentablemente, el futuro de un proyecto que nació por amor a unos colores hoy se esfuerza por no apagarse. Baqué, muy sincero, ha reconocido que “Secciones corre peligro; lo lleva corriendo los últimos años, nuestra supervivencia es complicada. Factores colaterales que nos habían de ayudar no han crecido, al contrario, han decrecido. Éste es un proyecto amateur, nadie cobra un euro, se ha de compaginar con otros aspectos y cada año somos menos. Crece la entidad y las dificultades, y decrecen las ayudas. Es el momento más complicado para secciones. Ha llegado un punto en que veo cansancio en personas que llevan aquí muchos años, les veo las caras y me siento culpable de su sufrimiento, que yo también sufro. Soy la cara visible y quien ha de asumir las mayores responsabilidades, principalmente para mal, y es difícil. Hay mucha gente a la que veo sufrir y me está minando personalmente”.
Y seguía su reflexión: “Ahora haremos una Junta. Hemos estado hablando estos años de como crecían los retos, que cada día nos sentíamos un poco más pequeños porque crecían las responsabilidades y costaban de llegar las responsabilidades y el dinero. Carlos Feriche me dijo en su día, ‘siento que esto le importa a muy poca gente’, y yo tengo la misma sensación, y cuando ves que hay gente que se lo deja todo y esto deja de interesar crea una desazón muy grande. Haber bajado este año de socios me ha afectado” se lamentaba, comentando que es frustrante “tener 1.000 socios con la masa social que tiene el Espanyol“.
Tras 8 años de llevar el nombre del Espanyol por toda Catalunya, el club sigue ajeno a este proyecto: “Sólo estuvimos cerca con Roger Guasch en que ví que alguien apostaba por el tema, pero apostabas al final por una pared. Guasch nos ayudó, Sergio Aguilar nos apoyó también, Alberto Ariza a nivel personal… poca gente. Y ha habido gente poniendo palos en las ruedas. Ha habido falta de sensibilidad. Lo hemos ido asumiendo, pero está otro tema, ha bajado la gente en los partidos, las interactuaciones en redes sociales, creo que la gente ha pensado erróneamente que el Espanyol es sólo el primer equipo obviando todo lo demás. Es así de triste. Todos llegamos a un tope de mil personas, el espanyolismo es primer equipo, y con el resto desconectamos cuando lo demás es riqueza de la entidad. Este año me he echado las manos a la cabeza cuando en el hockey éramos 10 personas, en el básquet 20. Por 30 euros que puedes hacerte socios de Seccions que puedes apoyar el proyecto, y estás a duras penas peleando con los mil, tras ocho años desgasta mucho”.
“Si queremos crecer de verdad el club debe ayudar, ha de estar, no nos vamos a engañar”, insiste Baqué, que deja claro cara a una posible desaparición que “aún no hemos planteado escenarios, no hemos hecho la Junta. No quiero que Seccions acabe pero veo en compañeros y en mí que esto sea un esfuerzo sobrehumano, o hay una implicación mayor del espanyolismo a todos los niveles o del club, o la viabilidad de esto está siendo complicada”. Puestos a poner nombres de personas con las que se están topando en la entidad, apunta a “Mao Ye y Toni Alegre, llevamos dos años que no nos reunimos. Está siendo duro cuando el club se te pone de perfil continuamente”. “Este año está siendo muy duro, me queda la sensación de que este proyecto al socio perico no le cala, hace años había mucha implicación y ahora no hay ese interés. La decisión final será consensuada. No quiero hacer un análisis catastrofista, nos hemos de sentar y hablar, pero corre un riesgo, a la gente que tira del proyecto la veo muy agotada haciendo un sobreesfuerzo y me siento mal por ellos, a veces no le vemos futuro. ¿Dar un paso atrás? Habrá que planteárselo, si la viabilidad pasa por eso habrá que hacerlo con la cabeza alta porque habremos competido dignamente en la mayoría de categorías en que hemos estado, y si no ha servido para tener viabilidad habremos de hacerlo”, concluía.
Una de las pocas esperanzas es que se produzca la venta del club y un hipotético nuevo propietario apueste por el proyecto: “Yo el año pasado pensaba que se iba a producir y luego fue un golpe, un varapalo emocional. Con esta propiedad sabemos que no tenemos futuro” explica un Baqué que quería acabar con un mensaje algo más esperanzador: “A la gente no le quiero engañar: empieza a haber serias dificultades globales y cansancio muy importante por la mayoría de gente, aunque lo vamos a intentar”.
