El Espanyol rozó el triunfo ante el Girona, pero el empate final, llegado cuando ya se saboreaba una victoria muy deseada tanto por las connotaciones del rival como por la importancia de los puntos en juego, dejó un regusto agridulce en la afición perica. Durante buena parte del derbi, el equipo supo manejar los tiempos, defender con solvencia y aprovechar sus momentos, pero un pequeño error en los instantes finales tiró por la borda el trabajo hecho y los de Manolo González hubieron de asistir a como volaban dos puntos que ya se sentían en el bolsillo. Sin embargo, independientemente de esta sensación de frustración, si algo deja claro este partido es que el Espanyol tiene un plan, sabe a lo que juega y sigue sumando en un tramo de calendario complicado.
Grandes actuaciones individuales en el Girona – Espanyol
La tarde dejó grandes actuaciones individuales. Jofre Carreras abrió el marcador con una jugada espectacular, recorriendo más de 60 metros en carrera antes de definir con calidad. Un gol de esos que marcan la diferencia y que despeja cualquier tipo de dudas sobre el momento del canterano.
En el otro extremo del campo, Joan García firmó una de las mejores intervenciones de su carrera con una parada monumental, mostrando reflejos y seguridad bajo palos. Dos actuaciones que merecían haber acabado con un premio mayor.
Urko, una mancha que no emborrona su actuación
Pese a la acción desafortunada que desembocó en el gol del empate para el Girona, no se puede dejar de reseñar que Urko cuajó posiblemente su mejor partido desde que llegó al Espanyol en el pasado mercado de invierno. Formando una vez más un cuadrado sólido con Pol Lozano y los dos centrales, en una fórmula que ha sido clave en el cambio a mejor del conjunto blanquiazul, el equipo logró mantener el orden y minimizar las fortalezas de un rival técnicamente muy superior como es el Girona durante gran parte del choque. En defensa, el Espanyol estuvo realmente a la altura, con Kumbulla y Cabrera mostrando un nivel más que notable en el eje de la zaga y con un bloque que supo sufrir, pero sin descomponerse.
Es cierto que el gran riesgo de este Espanyol es su manera de jugar: cede la pelota al rival porque no tiene los recursos para disputarla con equipos de mayor calidad técnica, como el Girona. Esto obliga al equipo a defender muy cerca de su área, algo que a los centrales no les incomoda, pero que conlleva el riesgo de que, en cualquier acción aislada, llegue el mazazo. Y así fue, desgraciadamente.
El Girona planteó un partido con mucha movilidad, acumulando jugadores por dentro y haciendo que el Espanyol tuviera que estrecharse demasiado en defensa. Eso provocó que los blanquiazules sufrieran cuando el balón llegaba a banda, aunque se corrigió en la segunda mitad. Aun así, contra un rival con tanta calidad técnica, es difícil cerrar todas las vías de peligro.
La coherencia del Espanyol de Manolo González
El Espanyol ya sabe que sus partidos van a ser hasta el final de la competición un ejercicio de resistencia, pero por encima de cualquier consideración o juicio de valor cabe resaltar que el equipo está siendo coherente con lo que intenta hacer. Se le critica la falta de posesión, pero la realidad, aunque duela asumirlo, es que no tiene plantilla para ello. Y sin balón, es complicado evitar que un equipo como el Girona te encierre en algunas fases de los encuentros. Pese a todo, el Espanyol defendió bien, aunque bastara un error para que se escaparan esos dos anhelados puntos.
Tras el gol de Jofre, es cierto que el equipo tuvo oportunidades para cerrar el partido. Hubo varios contraataques en igualdad numérica que podrían haber supuesto el 2-0 y con ello, haber sentenciado en encuentro a su favor, pero el equipo ni pudo ni supo aprovecharlos, acusando una cierta falta de claridad de ideas tras muchos minutos de esfuerzo persiguiendo un balón que circulaba casi todo el tiempo entre las botas de los rivales. También se ha cuestionado la decisión de Manolo de dar entrada de Tejero en lugar de una opción más ofensiva como Antoniu Roca, pero la realidad es que este Espanyol sufre para marcar y el técnico quiso proteger la ventaja con los cambios.
Otra crítica recurrente es la falta de un plan B cuando el partido se tuerce. Es cierto que el equipo tiene un modelo de juego muy definido y pocas alternativas cuando el guion cambia, pero también lo es que Manolo González ya lo advirtió: el Espanyol sabe lo que puede hacer con los jugadores que tiene. Y, de momento, hay que reconocer y también dar valor al hecho que está compitiendo a un buen nivel contra equipos objetivamente superiores.
A pesar del sabor amargo que queda entre aficionados y posiblemente en el mismo vestuario por el empate final y cómo se produjo, siendo positivos el Espanyol dejó claro un partido más que puede sobreponerse a sus limitaciones y carencias para pelear de tú a tú con cualquiera. No hubo baño ni superioridad insultante del Girona, como podría inferirse de la superioridad de calidad a nivel individual del conjunto de Míchel, sino un equipo que supo competir hasta el último instante. El Espanyol sigue sumando y demostrando que pese a sus limitaciones, admitidas por todos, tiene un plan claro. Y eso, en un año de pura supervivencia, es clave.