332 días. Ese es el tiempo que ha tardado Pablo Ramón en volver a sentirse futbolista. Y lo ha hecho con la camiseta del Espanyol, en un escenario poco habitual y en un derbi aún más extraño. La Copa Catalunya sirvió para ver por primera vez al central balear vestido de blanquiazul. Y el estreno no pudo ser mejor a nivel de resultado: 5-0 ante el Barça en la Dani Jarque. Aunque lo importante para él era sobre todo volver a vestir de corto en un partido de fútbol.

Hace unos meses, antes de oficializarse su fichaje por el RCDE, relataba lo duro que había sido este tiempo: “Tienes que estar la mayoría del tiempo sin poder moverte, en el sofá y se hace muy difícil, también tuve una lesión de menisco, fue duro”. “Llevo muchas semanas sin ninguna molestia, me siento libre de piernas. Creo que ya queda muy poquito”, confirmaba el propio futbolista el pasado 28 de febrero, a lo que añadía que “son muchos meses detrás de esto, trabajando, y es un momento que espero con muchas ganas”.

Dicho y hecho. Pablo Ramón saltó al césped en el minuto 72, sustituyendo a Roger Hinojo para formar pareja en el eje de la zaga con Ángel Gómez, del filial. Un debut discreto en cuanto a exigencia y que no permite extraer tampoco muchas conclusiones, pero clave en su proceso de recuperación tras una larguísima lesión de cruzado. Aunque lo importante realmente es que ha podido pisar el césped en partido de competición, pese a que haya sido en un torneo de perfil bajo.

El club apostó por él a medio plazo, consciente de que su recuperación marcaría los tiempos. “Si no llega a ser por la lesión, no habría sido viable para nosotros”, reconocía Garagarza en su balance del mercado: “Es un jugador joven, polivalente. Hicimos un movimiento antes de que se lesionase y lo vio bien. Luego entramos en otro esquema, y vemos que es una oportunidad de medio plazo, con un perfil que necesitamos y nos ayudará. Es un activo y una oportunidad que para mí, debíamos hacer”. El Espanyol se había garantizado sus servicios antes de que se rompiera en Anduva el pasado abril, pero una vez ocurrió, decidió seguir adelante con la operación. El Madrid, su club de origen, se quedó con el 50% de sus derechos económicos a cambio de no recibir nada en el momento del traspaso.

El miércoles, casi un año después, Pablo Ramón volvió a jugar. Lo hizo en un derbi que tuvo más de partido de pretemporada que de choque oficial, con muchos jugadores del filial y juveniles sobre el campo. Pero eso, a estas alturas, era lo de menos. Lo importante es que está de vuelta. Y el Espanyol le espera.

