Fran Garagarza llegó al RCD Espanyol con la misión de dirigir el área deportiva y, con el paso del tiempo, ha terminado convirtiéndose en una figura clave en todos los ámbitos del club. Su influencia ha ido en aumento, pasando de ser el máximo responsable en la planificación deportiva a erigirse en una de las voces más firmes y representativas de la entidad. Sin un portavoz claro que defienda los intereses del equipo y de la afición, el director deportivo ha asumido el papel sin titubeos, ganándose elogios por su claridad y determinación incluso entre los que cuestionan su labor en los despachos y en el mercado.

La gestión deportiva y el impulso de la cantera
Desde su llegada, Garagarza ha seguido al pie de la letra la estrategia marcada desde la propiedad: apostar por la cantera como piedra angular del proyecto. Ante la falta de inversión y los problemas económicos que han limitado los movimientos en el mercado de fichajes, el director deportivo ha trasladado esa visión a toda la estructura del club. La idea es clara: el fútbol base debe convertirse no solo en el sustento del primer equipo, sino también en una fuente de ingresos clave a través de futuras ventas.

Tras otras ventanas saldadas en su mayoría con escaso éxito, el último mercado de invierno ha reforzado su imagen como gestor deportivo. La llegada de Roberto Fernández ha supuesto un éxito inmediato, mientras que Urko, aunque petición expresa de Manolo González, también ha demostrado su valía. Estas incorporaciones han hecho que la percepción sobre su trabajo haya mejorado considerablemente tras algunas decisiones muy cuestionadas en el pasado.

Garagarza y un verano clave: renovaciones, ventas y fichajes ‘low cost’
De todos modos, su prestigio como director deportivo del Espanyol se va a medir este verano en varios frentes, y no precisamente fáciles. La renovación de Javi Puado, la continuidad de Álex Král, sacar una buena venta por Joan García y acertar con una reconstrucción de plantilla casi obligatoria son los grandes deberes que tiene sobre la mesa. Y en todos ellos se juega mucho.
El caso de Puado es el más urgente. El pichichi del Espanyol acaba contrato en 2025 y desde enero puede negociar libremente con otros clubes. Algunos de primera línea ya ha preguntado por él, así que la presión está ahí. En el club hay optimismo, pero esto va de euros y de proyecto deportivo. ¿Podrán convencerlo?
Luego está Král. El checo ha sido un fichaje que pese a los altibajos, ha dado un buen rendimiento, y su continuidad sería un golpe de autoridad. El problema una vez decidido abonar el precio que puso por él el Union Berlin es cerrar un acuerdo económico con el futbolista, tanto en salario como en condiciones. No será fácil, pero se va a pelear.
En la portería, Joan García se ha revalorizado y el club ve una gran oportunidad de mercado. No es que quieran desprenderse de él, pero están obligados por presupuesto. Un traspaso millonario ayudaría a equilibrar cuentas y a reforzar otras posiciones clave.
Y por último, la remodelación de plantilla. Habrá una salida masiva de jugadores este verano, así que Garagarza ya se está moviendo. La estrategia es clara: fichajes a coste cero y apuestas de mercado, refuerzos ‘low cost’ que habrán de dar el nivel. Se avecina un verano clave en la planificación deportiva perica, y el resultado de la misma dependerá del grado de acierto de un Garagarza que últimamente ha adoptado un inesperado rol.
De la sombra a la primera línea mediática
Y es que si algo ha llamado la atención en las últimas semanas es su creciente protagonismo mediático. Históricamente, Garagarza ha sido extremadamente celoso de su imagen, delegando la comunicación en una agencia y manteniéndose al margen de los medios blanquiazules. Hasta la fecha, solo ha concedido una entrevista a un medio claramente identificado con el Espanyol, algo que muchos consideran un error si quiere seguir ganando la confianza de la afición.

Sin embargo, su manera de comunicar estas últimas semanas ha sido aplaudida por todos. En situaciones donde el club necesitaba una voz firme, ha dado la cara con solvencia y determinación. Tras el escandaloso arbitraje en Mallorca, Manolo González pedía públicamente que alguien en el club tomase cartas en el asunto. Y pese a que el CEO Mao Ye estaba presente, fue Garagarza quien recogió el guante sin dudarlo. “Tenemos que tener claras varias cosas: que se le tenga respeto al Espanyol, que no se le está teniendo, que no es un tema de hoy”, declaraba con rotundidad. No se quedaba ahí: “El que ha pitado desde Madrid que tenga conciencia de lo que hizo en su día con el Espanyol, qué incidencia tuvo en ese descenso. Se repite y no puede ser. Ya viene de atrás, yo no estaba, pero tengo el historial. Somos el Espanyol y no puede faltar al respeto a la afición, a la entidad, y es lo que ha ocurrido”.

Además, exigió a los organismos competentes los audios del VAR del encuentro contra el Mallorca, convencido de que el club debía pelear por esclarecer lo ocurrido. No era la primera vez que asumía este rol. Ya lo hizo en Villarreal, cuando defendió la postura del Espanyol tras la suspensión del encuentro por la alerta roja en la Comunidad Valenciana.

Un liderazgo en crecimiento
Su figura dentro del club sigue ganando peso. A la gestión deportiva y al diseño del futuro del Espanyol con la cantera como pilar fundamental, se le suma ahora su papel como la voz que, cuando hace falta, defiende los intereses del club. Algo que la afición pedía a gritos. La pregunta es: ¿seguirá manteniendo esta línea o dará un paso atrás? Muchos creen que, si se mostrase más accesible a los medios blanquiazules y reforzase su conexión con la afición, su imagen aún podría crecer más enteros. Mientras tanto, hay que reconocer que con sus últimas intervenciones públicas Garagarza ha ganado adeptos demostrando que, más allá de los despachos, también sabe manejarse ante los micrófonos.
