En el Espanyol, como parte del carácter plural y diverso de su entorno, cada noticia es capaz de generar un terremoto de opiniones. La última, desvelada por el periodista Quique Iglesias, no ha sido la excepción. Según avanzó nuestro compañero de COPE, Manolo González tiene en su contrato una cláusula de obligado cumplimiento por la que, si el equipo logra la permanencia, seguirá una temporada más en el banquillo de Cornellà-El Prat. Un detalle que hasta ahora no se conocía y que ha encendido el debate entre el espanyolismo. ¿Es una buena decisión? ¿Se está hipotecando el futuro del equipo sin valorar la evolución del proyecto?
Como siempre en el universo perico, la noticia ha generado una auténtica división de opiniones que se ha extendido en tertulias, debates y en redes. Para algunos, es una apuesta lógica y merecida. Para otros, es un movimiento que puede limitar las aspiraciones del club a medio y largo plazo.
Los que ven en Manolo el técnico ideal
Los defensores de esta continuidad automática tienen argumentos de peso. No se puede obviar que Manolo González ha logrado algo que parecía casi imposible la temporada pasada: levantar un equipo que se hundía en la mediocridad de Segunda división y devolverlo a Primera, y todo ello sin hacer ruido, sin aspavientos, con trabajo y pragmatismo. No era fácil, y lo hizo.
Esta temporada, además, pese a contar con una plantilla que muchos consideran una de las más justas en calidad de toda la categoría, el equipo se mantiene con vida en la pelea por la salvación. Y no solo eso: tras un inicio titubeante, ha sabido rectificar. Después del golpe de realidad en Girona, se vio obligado a replantear su idea de juego, ajustó el planteamiento y desde entonces el Espanyol ha logrado resultados mucho más competitivos. Su capacidad de reconocer errores y adaptar el equipo es algo que se valora en un entrenador.
Otro punto a su favor es la conexión con la plantilla. Manolo ha sabido gestionar el vestuario y mantener al grupo enchufado incluso en los momentos difíciles. Ha logrado que diferentes jugadores hayan dado un paso adelante bajo su mando, y ha conseguido que piezas que no terminaban de cuajar en el equipo ahora sean importantes. La relación con la afición también ha sido clave: su cercanía y su discurso directo han hecho que buena parte de la grada le tenga en alta estima. En un club acostumbrado a entrenadores distantes o con discursos vacíos, tener un técnico que hable claro y con sentimiento es un valor a tener en cuenta.
Para estos aficionados, si el equipo cumple el objetivo, Manolo merece su oportunidad de seguir un año más en Primera sin debate.
Los que creen que es un error
Sin embargo, no todos están convencidos de que esta cláusula que garantiza la continuidad de Manolo si se lava la categoría sea una buena idea. De hecho, hay un sector del espanyolismo que la ve como una decisión precipitada que puede condicionar el futuro del club.
El principal argumento en contra es principalmente el juego del equipo, su propuesta futbolística. Aunque los resultados no han sido catastróficos teniendo en cuenta lo limitado de la plantilla, la sensación general es que el Espanyol juega a un nivel por debajo de lo que debería. Hay partidos en los que el equipo se limita sobrevivir, y aunque el planteamiento defensivo ha mejorado, la propuesta sigue siendo pobre y a veces resulta insuficiente, echándose en falta la presencia de un plan B, una estrategia alternativa cuando la hoja de ruta no funciona. La realidad es que el Espanyol no está en una posición cómoda en la tabla, y la permanencia no está ni mucho menos asegurada entrando ya en la recta final del curso.
Para estos críticos con la continuidad del gallego en el banquillo del RCDE Stadium, asegurar la continuidad de Manolo únicamente en base a lograr el objetivo de seguir en Primera es un planteamiento que resulta demasiado conformista. Argumentan que el club debería evaluar su rendimiento de forma global, analizando si su idea de juego es la adecuada para que el Espanyol aspire a más que simplemente sobrevivir en la categoría. Además, algunos temen que esta cláusula limite la capacidad de la cúpula, de los mandamases de la entidad, para buscar otras opciones en caso de que el equipo logre la salvación de forma muy apurada o con un fútbol poco convincente.
También está el factor de la ambición del club. Si el Espanyol quiere asentarse en Primera y no volver a sufrir, muchos creen que se debería buscar un entrenador con más experiencia o con una propuesta más definida. En ese sentido, consideran que este tipo de cláusulas limitan la capacidad de decisión y pueden llevar a decisiones erróneas basadas en la inercia más que en un proyecto sólido.
Un debate sin respuesta fácil
Como en casi todo lo que rodea al Espanyol, la polémica está servida en un tema en que cada parte tiene argumentos válidos a ser tenidos en cuenta. Manolo González acreditará méritos suficientes para seguir al frente del proyecto si logra la permanencia, pero también es cierto que el equipo aún no ha demostrado que pueda competir con garantías en Primera a largo plazo.
Lo único seguro es que el futuro del técnico gallego dependerá de lo que pase en el césped. Si el Espanyol logra la salvación con cierta solvencia y el equipo muestra signos de crecimiento en lo que resta de curso, que como decimos ya es poco, su continuidad no será un problema para nadie. Pero si el equipo sufre hasta el final y sigue sin ofrecer un fútbol convincente, este pacto podría convertirse en un nuevo foco de conflicto en el club. Y en el Espanyol, si algo sobra, es otro debate eterno.