Manolo González ha concedido una entrevista a Pericos Marca, a los que hay que felicitar por sus primeros 1.000 programas en antena, en un momento clave de la temporada. El Espanyol encara un mes de abril que puede marcar su futuro inmediato, con cuatro de los cinco partidos lejos de casa y la necesidad urgente de mejorar su rendimiento a domicilio. La primera prueba llegará este viernes en Vallecas ante el Rayo Vallecano, en un escenario complicado donde el equipo tendrá que demostrar de qué está hecho.
La permanencia sigue siendo el gran objetivo, pero la lucha está más apretada que nunca y cualquier despiste puede salir caro. Los blanquiazules han mostrado solidez en casa, pero lejos del RCDE Stadium aún tienen deberes pendientes. Abril no dará tregua, y sumar puntos fuera se ha convertido en una obligación más que en un deseo. En este contexto, Manolo se sienta a hablar para analizar la situación y compartir su visión de lo que está por venir: un mes que puede ser decisivo para el Espanyol y que exigirá la mejor versión del equipo blanquiazul, esta vez lejos del calor de su afición.
En esta entrevista, el caurelao reflexiona sobre la situación actual del equipo, el camino recorrido y los desafíos que aún esperan al club blanquiazul, compartiendo detalles sobre su visión del fútbol, los jugadores que han destacado bajo su mando y la importancia de mirar más allá de la supervivencia.
Una responsabilidad que pesa
Desde que llegó al banquillo, la presión de devolver al Espanyol a la Primera división fue grande. El equipo lo consiguió, pero como él mismo dice ahora toca otro igual d eimportante, la permanencia: “A día de hoy estamos cumpliendo el objetivo, esperemos que sea así también a final de temporada”. La lucha por mantenerse en la élite nunca es fácil, y Manolo lo sabe bien. “Este junto a un año con la Montañesa he luchado por la permanencia, la responsabilidad es muy grande y no podemos fallar”, comenta con la seriedad que requiere el reto. Y es que para él, “aguantarse en Primera es lo que ha de dar estabilidad al club”, un punto de partida para aspirar a algo más grande.
El Espanyol: un equipo de lucha
Lo que más le enamoró del Espanyol fue su espíritu de supervivencia. “Es un equipo que lucha al máximo, que no lo tiene tan fácil como otros ni a nivel económico ni mediático”, explica, destacando la capacidad de superación del club. Algo que, evidentemente, conecta con la esencia del equipo y su afición. Y si hay algo que, como él mismo reconoce, le llega al corazón es ver cómo la grada coreó su nombre, especialmente después de un día tan complicado como el vivido en Girona. “Aún me emociono”, dice, mientras remarca el cariño de los pericos: “Demuestra que la gente del Espanyol sabe valorar el trabajo”.
Un momento difícil, pero superado
La derrota en Girona fue dura, y más aún sabiendo que el Espanyol una bien justificada fama de no dudar a la hora de destituir entrenadores. Manolo lo sabe, y en ese momento pensó que su puesto podría estar en juego. “Sabemos que es un club que tiene facilidad para destituir entrenadores”, reconoce. Sin embargo, fue clave el apoyo de su gente, como Fran Garagarza, y la plantilla. “Fran sabe el trabajo que se hace aquí desde que llegué al filial, y el que hace que estemos aquí”. Este respaldo permitió que el equipo se reagrupara y cambiara su enfoque para ser más prácticos en su juego. “Intentamos pensar en frío y buscar un punto cara a ser prácticos”, explica, un enfoque que les ha permitido mantener los partidos más igualados.
Cuestionado por las críticas que recibió en octubre, hace esta reflexión: “Lo que he intentado de un tiempo a esta parte es no mirar, no lee y estar centrado. Entiendo que haya gente a la que no le guste, pero lo que pido es respeto. Igual que yo no lo falto, salgo a la rueda de prensa y no le miento a la afición del Espanyol. El día que la gente no me quiera me voy a ir, no estaré anclado como una estatua. Y cuando no esté motivado me iré”.
El fútbol de Manolo: un cambio necesario
Manolo tiene claro que su estilo de juego es diferente al que el equipo está desplegando actualmente, pero también sabe que la transición no es fácil. “Ya visteis el Espanyol B, el tipo de jugadores se adaptaba a un juego de posesión”, señala, aunque sabe que, tras el ascenso, no es sencillo implementar un estilo dominante. De todos modos, destaca que el equipo está en proceso de evolución y que les gustaría “ser más verticales”. Sin embargo, el contexto también influye, y el dinero de los rivales pesa. “El gol vale dinero”, admite, reconociendo que el club no cuenta con los recursos que tienen otros equipos, pero aún así ha habido una “evolución importante” en su juego.
Un modelo de crecimiento: la cantera como base
Manolo se inspira en equipos que han crecido con un proyecto sólido y sostenible donde la cantera ha jugado un papel crucial. “Hay que mirar lo que ha hecho la Real Sociedad, ha crecido a base de cantera”, subraya. Según su visión, el Espanyol tiene que enfocarse en su propio talento, vender bien y reinvertir. “Si el club no puede hacer una inversión, ¿qué le vendes a la gente?”, se pregunta, insistiendo en que la clave está en un buen trabajo de dirección deportiva.
El futuro de los jugadores clave
Uno de los grandes orgullos de Manolo son los jugadores que han crecido bajo su tutela. El caso de Joan García, a quien destaca como un portero que debería haber sido titular mucho antes, es claro. “No nos daremos cuenta de su nivel hasta dentro de unos años”, asegura. Y no solo se trata de Joan, sino también de Puado, Jofre o Antoniu Roca, quienes han dado lo mejor de sí mismos. Manolo resalta que, aunque la evolución depende de ellos, su trabajo ha sido clave. “Nosotros hemos de intentar que entrenen bien, y los datos son espectaculares”, afirma con orgullo.
La cantera: el alma del equipo
Más allá de los titulares y la gente de la casa, Manolo destaca el compromiso de todo el vestuario. “No solo ellos. Están muy involucrados”, comenta sobre el sentimiento que tienen futbolistas como Sergi Gómez o Calero, quienes entrenan con una actitud ejemplar. Este compromiso es vital para que el Espanyol logre la permanencia, y Manolo lo sabe. La conexión entre el club y la ciudad debe ser fuerte, y “cuando mejor funciona el Espanyol es con la gente de casa”, asegura.
Un mensaje claro: el Espanyol debe crecer
El mensaje que Manolo transmite es claro: el Espanyol no debe conformarse con luchar por la permanencia, sino que debe mirar hacia el futuro con la idea de crecer. “Hay que intentar que el proyecto de club sea para crecer”, dice convencido. La paciencia es esencial, y aunque en el fútbol moderno parece difícil, él se resiste a caer en la inestabilidad. “No va a salir nunca”, afirma al referirse a la constante rotación de entrenadores y directores deportivos que ha sufrido el club. Y sobre su propio futuro, añade: “El día que la gente no me quiera, me voy a ir. No estaré anclado como una estatua”.
Un Espanyol competitivo y con ilusión
Con la mirada puesta en el futuro, Manolo también tiene confianza en su equipo. Sobre el Barça, el gran rival, que aún ha de pasar por el RCDE Stadium, explica que “queda muy lejos pero el que me conoce sabe que porque no puedo, que saldría ese día con las plumas y la cara pintada, me fastidiaría mucho que nos diera un revolcón, pienso que vamos a competir con todas las garantías, seguro”. A pesar de los altibajos, su convicción sigue siendo firme: “Igual que dije al llegar que subiríamos, estoy convencido de que nos quedaremos en Primera”.
En resumen, Manolo González es un entrenador que no solo vive el día a día con la responsabilidad de salvar al Espanyol, sino que también tiene una visión a largo plazo. Cree en el crecimiento del club, en la importancia de la cantera y en que, si se hace el trabajo correcto, el Espanyol puede volver a ser un equipo que no solo luche por la permanencia, sino por mucho más. Y eso, más que un reto, es una auténtica convicción.
