Cuando Urko González de Zárate llegó al Espanyol, pocos podían imaginar el impacto que tendría en el equipo. Un fichaje que pasó casi desapercibido, con un perfil bajo, sin grandes focos sobre él, y que, en principio, venía para aportar estabilidad en el centro del campo. Pero aquí estamos, a mediados de abril, y Urko se ha consolidado como uno de los jugadores más determinantes del conjunto de Manolo González. Y no, no estamos exagerando.
Desde que debutó con la camiseta blanquiazul, el equipo ha experimentado un cambio notorio, algo que habla a las claras de las condiciones de un jugador que llegó sin alardear de nombre ni expectativas altísimas.
Lo más destacable de su llegada es el equilibrio que ha traído al equipo. Antes había muchas dudas en el centro del campo, pero Urko se ha encargado de convertir esas dudas en certezas. Su presencia ha sido clave para frenar las transiciones del rival y mejorar la defensa a balón parado, dos de los puntos más débiles del Espanyol en los primeros meses de temporada. Y es que, si algo ha demostrado Urko, es que se multiplica en el campo. En la victoria ante el Rayo Vallecano, su actuación fue de matrícula, estando presente en todas las jugadas importantes y mostrando una solidez que no pasó desapercibida. Ante el Celta, tras un inicio dubitativo, fue de menos a más para completar una actuación más que correcta.
En entrevista con La Grada Ràdio, hemos hablado con Urko para conocer más de su visión del equipo, de su adaptación a la exigencia del Espanyol y de cómo se siente al ser una pieza clave en el engranaje de Manolo González. No es un jugador de grandes titulares, pero sí de esos que, a base de trabajo y entrega, se ganan el respeto de la afición, y que está demostrando que, a veces, los fichajes que menos ruido hacen son los que más nos sorprenden: “Estamos todos muy bien. Hay que seguir aprovechando la buena dinámica para tirar para arriba”.
No es solo una frase hecha. Es el reflejo de un vestuario que ha recuperado la confianza y de un equipo que, con Urko en el campo, ha dejado atrás la fragilidad para abrazar una solidez que ahora parece inquebrantable. Él lo vive desde dentro, lo siente y lo transmite.
Sobre su llegada al Espanyol, fue tajante: “No me lo pensé mucho, hablé con Fran y Manolo, es Primera, es un buen sitio para venir, había que conseguir el objetivo y estamos camino de hacerlo”.
Una decisión directa, sin vueltas. No vino a especular, vino a competir. Y su respuesta deja entrever que, detrás de esa cara de chico tranquilo, hay una mentalidad ganadora que encaja como anillo al dedo en el ADN perico.
Cuando se le preguntó por el equilibrio que ha traído al equipo, respondió con la sencillez del que entiende el juego desde dentro: “Un mediocentro es eso, estar entre las dos líneas, puede ser”.
Es verdad que a veces los mejores jugadores no son los que más destacan en las estadísticas, sino los que hacen que todo funcione. Urko es uno de esos: no siempre brilla, pero siempre está.
Y aunque ha ido creciendo con el paso de los partidos, no tiene dudas al hablar de su gran noche: “Me salió un buen partido y a todo el equipo, ganar 0-4 es complicado y además, de la manera que lo hacemos”.
El día en Vallecas fue un antes y un después para el equipo. No solo por el resultado, sino por cómo se consiguió: con autoridad, con juego, con confianza. Y Urko fue una de las claves de ese recital.
También recordó la victoria ante el Real Madrid, que sirvió para quitarse complejos: “Fue una noche muy top, ganas al Madrid, estábamos necesitados de puntos… Pensábamos que podíamos ganar a cualquiera y así fue”.
La victoria que marcó el cambio de mentalidad. El día que el Espanyol volvió a creérselo. Y Urko, que apenas llevaba semanas en el equipo, ya hablaba como un veterano: “El equipo que tenemos puede competir y ganar a cualquiera”.
Esa frase, tan simple, es también una declaración de intenciones. Urko no está aquí para sobrevivir, está para competir. Y ha conseguido que todos, dentro y fuera, empiecen a creerlo también.
Sobre qué victoria ha sido más clave, tiró de corazón: “Todas las victorias fuera ayudan, aunque el Alavés era un rival directo. Pero Vallecas y Balaídos nos dan un margen respecto al descenso. El partido en Vitoria, mi ciudad, fue especial. Mis amigos fueron, me dijeron de todo, son de allí pero, ¿qué vamos a hacer?”.
Un momento muy personal en medio de la exigencia de la competición. Jugar en casa, con amigos en la grada, y sabiendo que cada punto vale oro. Y aun así, se mostró sólido y cumplió con nota.
Y cuando le preguntamos por su perfil defensivo, fue al grano: “Defensivamente cumplo, voy fuerte, peleo y compito, el interior es mi fuerte”.
No se vende como un stopper de manual, pero sí como un tipo que no se esconde. Defiende, mete el pie y, sobre todo, compite. Y eso, en un equipo que lucha por salvarse, vale su peso en oro.
También bromeó sobre su evolución en las conducciones: “Cuando me sale y empiezo a tirar delante, en Vallecas fue bien, en Balaídos me la quitaron”.
Una muestra más de que tiene autocrítica y sentido del humor. Está creciendo en ese aspecto, y se nota. Cada vez se atreve más, y eso en un mediocentro es vital para romper líneas: “Tengo mucho margen de mejora, la zurda que la tengo para subir al bus… El tiro no es mi fuerte, pero si estás cerca del área has de chutar, no pensárselo”.
Esa frase resume perfectamente a Urko: sabe lo que le falta, lo trabaja, y no se excusa. Es consciente de sus limitaciones, pero también de su capacidad para mejorar.
En lo personal, su adaptación ha sido buena, aunque con morriña: “Barcelona es una ciudad muy top… lo del coche lo llevo regular… Lo que más echo en falta es la familia y los amigos”.
Humano, cercano. Como cualquiera que se va lejos de casa. Pero también demuestra que ha sabido integrarse y que valora lo que tiene aquí.
Sobre su futuro, mantiene los pies en la tierra: “Tengo contrato con la Real; estoy aquí muy a gusto, feliz… lo que haya de ser, será”. Y si la Real le llama y le dice de quedarse otro año…: “A mí lo que me digan, aquí estoy muy bien y muy contento”.
No cierra ninguna puerta, pero deja claro que está feliz en el Espanyol. Y eso, viniendo de un jugador cedido, no es poca cosa.
Habló también del buen rollo en el medio, especialmente con Pol: “Los mediocentros de esta plantilla son muy buenos jugadores. Yo creo que tengo buen pie, me asocio bien, es lo que puedo aportar”.
Una declaración de respeto al grupo y una pista de por qué funciona tan bien el centro del campo. Urko no va por libre, se asocia, conecta, se adapta.
Sobre Manolo González, solo tiene palabras de agradecimiento: “Desde el primer día me ha dado confianza, estoy bastante agradecido”.
Confianza mutua. Manolo apostó por él, y Urko le está devolviendo esa fe con rendimiento puro y duro.
¿Ídolos de infancia?: “De más pequeño veía a Busquets y Xabi Alonso… Zubimendi es top 5, es el jugador perfecto”.
No se puede tener mejores referentes. Y se nota que ha aprendido bien.
¿Cuentas para la salvación?: “Más o menos miras lo que has de hacer, pero mejor ir partido a partido”.
La respuesta de alguien que sabe que lo más importante es el presente. Sin hacer castillos en el aire.
Sobre lo que viene, se muestra confiado,“Sabemos que podemos competir a cualquiera”. Y lo dicen los hechos. Lo dice Vallecas. Lo dice el Bernabéu.
Sobre el Getafe avisa que “es un equipo muy duro e intenso… Habremos de ir al 100%… seguro que llegará todo”. Otra final. Pero con este Urko en el campo, cuesta no tener fe.
Comparando Espanyol y Real, destaca que “me gustan las aficiones que aprieten, y la de aquí aprieta mucho”. Urko ya ha entendido lo que significa jugar en el Espanyol. Y eso, más allá de lo táctico, es lo que realmente marca la diferencia.
Y para cerrar, lo mejor, la unión del grupo que se ha unido alrededor de Manolo González: “Es una gozada… una maravilla que esté un grupo así de unido y tan sano. Se está viendo que unidos, somos fuertes”. Ese es el mensaje. El de un vestuario que ha hecho piña. Que cree en lo que hace. Que ha encontrado su equilibrio. Y Urko es, sin duda, una de las piezas que han hecho posible este cambio.
A veces los fichajes más discretos son los que acaban teniendo más peso. Urko ha llegado sin hacer ruido, pero ahora retumba en cada recuperación, en cada pase y en cada ovación que se lleva del RCDE Stadium.