Solo Courtois dio la cara de un equipo que pareció ser un muñeco roto en manos de un Arsenal que demostró estar mucho más trabajado que un Real Madrid que quedó evidencia ante toda Europa. Tras la debacle, muchos son los jugadores que quedan en entredicho o incluso, como el caso de Alaba o Lucas Vázquez, desahuciados deportivamente hablando. Los dos laterales, ayer titulares podrían haber disputado su última noche europea de blanco. Pero no solo ellos. En el banquillo, Ancelotti, salvo remontada en los últimos 9 partidos de curso, estaría visto para sentencia. El resto, muy tocados, sobre todo el tridente de arriba. Sólo Courtois y, quizás Tchouameni, salen “reforzados” de uno de los “palos” más gordos de las últimas temporadas.
Alaba y Lucas, out
Fue las dos principales apuestas de Ancelotti y de nuevo volvieron a dejar muchas dudas, sobre todo en el caso del austriaco. Sobrepasado en el Emirates, quiso dejar huella en el Bernabéu. Sin embargo, se pasó de frenada. A los tres minutos vio una amarilla por una entrada durísima a Saka en campo contrario que le condicionó los 61 minutos que estuvo sobre el césped. Rodeado por una sensación generalizada de inseguridad, Saka lo aprovechó en la primera mitad siendo el jugador más determinante del equipo inglés. Sólo Courtois con dos buenas paradas evitó que el reconvertido lateral izquierdo volviese a salir en todas las portadas. En cualquier caso, se repitió la película con Alaba. Muy por debajo del nivel esperado, su actuación tan pobre en el último mes podría acelerar su salida este mismo verano a pesar de tener un año más de contrato.
El caso de Lucas no fue tan grave. En ataque, lo esperado. Muy participativo y con llegada al área rival. Sin embargo, no fue su día como segundo extremo. En defensa, lo de siempre. Valverde y Asencio aparecieron en las constantes ayudas para evitar un duelo con Martinelli del que siempre salía perdedor. Independientemente, su renovación parece más lejos que nunca.
El resto de la defensa, en la línea. Con un aprobado raspado, sobre todo Rüdiger mostró su fiabilidad habitual. Asencio, de menos a más. Marcado por ese penalti en el minuto 10, se recuperó rápidamente para volver a ser importante en las ayudas aéreas y en esos cortes decisivos.
Un tridente venido a menos
Más allá de los Lucas, Alaba o Ancelotti de siempre, las críticas vuelven a llegar en la parte de arriba. Unos jugadores que se les fichó para las noches importantes y que, de nuevo, volvieron a dejar signos evidentes de que están muy lejos de su mejor nivel. Y lo peor, la falta de conexión entre los tres. Rodrygo, de más a menos. Algo más activo en la primera parte, en la segunda apenas participó. Vinicius fue el más regular. Lo intentó una y otra vez por esa banda izquierda aunque volvió a mostrar signos claros de que no es su año. Aún así, fue el más listo para robar el balón en la única alegría blanca de la noche. Sin embargo, la peor parte fue para Mbappé. Todo salió mal. Desde su gol anulado en el minuto 3, hasta esa maltrecha lesión que le retiró lesionado en el 80′. Entre medias, desmarques que nunca llegaron a nada y acercamientos sin peligro. No tiró ni una vez a puerta. El resumen, los pitos que recibió al ser cambiado.
De los 4, solo Bellingham fue más regular. Peleó, busco huecos y compitió hasta el final. Sin embargo, solo es imposible. En el medio, Tchouameni también fue de lo único reconocible, demostrando que ha sido de lo poco que ha tenido mejoría en los últimos meses.
Courtois, en su línea
Si el equipo “compitió hasta el final” fue gracias al de siempre. Desde el inicio, Courtois se erigió como el posible héroe de una remontada que nunca llegó. Su parada en el penalti de Saka levantó a un Bernabéu que parecía el de las grandes remontadas. Pese a ello, el equipo no acompañó. Con un Arsenal que tuvo más control que el propio Real Madrid, sus tres paradas a Saka y Martinelli en la primera parte evitaron un desastre mucho mayor. En la segunda parte, nada pudo hacer en los dos goles.
Tras el partido, fue el más autocrítico: “Hemos perdido contra un Arsenal superior y hay que aceptarlo”.
