La contracrónica del Espanyol-Getafe, por Juan José Caseiro:
Sí, sí; fútbol papá
Alguien decidió no seguir los planos originales de la catedral de Santa María del Fiore, en Florencia, y durante siglos no existió techo que protegiera el altar mayor y solo se podía oficiar en días sin lluvia. Para construir la cúpula más grande que existía, un humilde orfebre pasó por delante de arquitectos reputados que no se atrevían al desafío. Filippo Brunelleschi, un ‘Manolo González’ de la época realizó la proeza de construir la maquinaria para crear la espectacular bóveda que hoy la corona, como seña de objetivo cumplido.
Para sostener tamaña obra, Joan tapó la única grieta en un remate de Arambarri y la base del tercer ‘cero’ en el marcador empezó con el mejor registro de Omar, el convencimiento de Kumbulla para marcar tras un inicio dubitativo, la jerarquía aérea de Cabrera y el libre transitar de Romero, que le dio tiempo a crear peligro y a alicatar su zona defensiva.
En la ingeniería se salió Expósito, favorecido por la dupla Pol-Urko que como buenos encargados distribuían materiales en forma de pases, sin dejar de lado la edificación del muro que impedía las filtraciones rivales.
Sin Puado, contrafuerte del ataque, Jofre era la gárgola que daba miedo a su defensor y Roca el vitral donde quedan reflejados unos cuantos regates que hicieron daño. El plomo lo puso Roberto, centrado en fijar a los centrales y no se le reprochará que no haya marcado.
No hay construcción completa sin peones y Calero, por minutos jugados, fue el más destacado. Milla, Tejero, Kral y Cheddira, fueron complementarios, porque hasta para empujar carretillas se necesitan buenos operarios.
Triple de victorias que premia el esfuerzo de un grupo, que llegó a pasarlo mal. 25.000 almas en un festivo acompañaron a estos esforzados a escapar del averno. Y es que el Espanyol nunca caminará solo. Quizá sea esta vez la primera en mucho tiempo que se ven cimientos de algo que nos podría entusiasmar. Porque a veces, cuando se desprecia a los que hacen de la practicidad su oficio, se les recuerda algo que dijeron para intentarlos atacar. Manolo ha hecho suyo, aquello de Bordalás: ‘fútbol papá’. Y cada día que pasa, nos parece mejor.
Juan José Caseiro
