La contracrónica del Valencia – Espanyol, por Juan José Caseiro:
Todavía no hay fumata
Al escenario del crimen de Mestalla, acudieron todo menos el autor, un Gil Manzano que hace casi dos años se pasea con la condicional por España y Europa. El juez siempre ha estado de su parte y la victima, sigue esperando las pruebas de audio, que, como las meigas, ‘haberlas haylas’. Con ese trasfondo, la vendetta quedó a medias y la bola extra de Villarreal decidirá que nos jugamos en este final de campeonato.
Joan les quitó trabajo a los que eligen la parada del mes, haciendo un vuelo sin motor, siguió incrementando Omar la estadística de duelos ganados y se antoja difícil imaginar un centro de la defensa sin Kumbulla, con Cabrera al fondo para achicar como hace ahora y Romero que volvió a destacar en el escaparate defensivo.
A Pol se le puso cara de repartidor ‘modo Víctor Sánchez’ y Urko, otras veces más templado, se extravió en precipitaciones. Expósito iba bien hasta que empezó el correcalles, el segundo palo que se llevaba en el choque.
En el tridente ofensivo, añádanle esta tarde a Jofre el prefijo ‘in’, donde se vio demasiado exhausto a Roberto. Fiel a la cita en la Comunidad Valenciana, Puado enchufó una de listo.
El oxígeno necesario debía llegar del banco: Roca no cambió el ataque como se esperaba, Král era el anuncio de que el punto era bueno y Tejero fue el último recurso por corregir, en poco tiempo, la poca influencia de todos los que entraron antes. ¿Milla? Pues creó dos ocasiones claras … ¡para el Valencia!
Ni el fútbol escapa al acontecimiento histórico de la muerte del Papa. Estamos en ese periodo conocido como ‘sede vacante’, mientras no haya nuevo pontífice. Seguiremos mirando a la chimenea, que en nuestro caso está en los que resta de la jornada y el domingo en La Cerámica, porque todavía no hay fumata. Seguimos en el Nou Sardenya, intersección del camino que escogió Manolo para indicarnos que a Europa no se llega hasta que matemáticamente, alejes el descenso.
Juan José Caseiro
