La contracrónica del Villarreal – Espanyol, por Juan José Caseiro:
Sin reproches
Tendremos que recurrir al libro ‘Las profecías’ de Michel de Nôtre-dame, Nostradamus para los amigos, a ver si en alguno de sus vaticinios dejó escrito el momento de la confirmación matemática de la salvación, para alivio de todos y un poco también para dejar parado el ascensor en el que un experto en fútbol que nadie mira, dice que es donde estamos de modo clásico.
Queda extraño que el gol le entrara llorando al increíble Joan en el único hueco que Omar le dejó durante la tarde a Pino. El balón parado le pilló a Kumbulla cerrando los ojos en un remate franco y valga una enmienda de efecto retroactivo hacia Cabrera que fue el mejor en los pases. Romero y su afán gustaron en la casa que le recibió de visitante.
La vuelta de Král sin ser traumática, rompió un trío al que veníamos acostumbrándonos, donde Urko fue capaz de ver el horizonte que sus compañeros de ataque no entendieron y del frasco de Expósito se rebañó hasta la última sustancia que bien merecía un punto.
Roca, trilero del regate, no culminaba lo que iniciaba, un Puado con libertad de acción disparó ‘lacasitos’ en un territorio donde temen su pólvora y Roberto trabajó a destajo sin llegar a probar el remate a puerta.
Hinojo, el último producto de ‘la 21’, salva la poca aportación de los cambios: Jofre, Pol, Véliz y el controvertido Aguado, con el asunto que nos tiene divididos hasta que se resuelva el caso.
Derrota amarga tras una larga trayectoria de buenos resultados. Mientras todos los equipos comprueban que tenemos al mejor portero del campeonato, nosotros nos vamos sin enseñar que el de enfrente podía ser el menos cualificado. Queda un paso para cerrar un trayecto que ha pasado por todos los estados posibles y que deja aparcado los reproches que pusimos durante el año. Que venga el Betis, que seguirá viviendo, ‘manque pierda’.
Juan José Caseiro
