Ocho goles al contragolpe. Ninguno encajado así. Y no, no estamos hablando del Real Madrid de los galácticos ni del Barça de Luis Enrique. Estamos hablando del Espanyol. El equipo de Manolo González se ha convertido en el rey de la contra en LaLiga 2024-25. Solo el Barça ha marcado más goles de esta forma (nueve), pero los culés sí han recibido unos cuantos por esta vía. Nosotros, ni uno. Cero. Limpios como una patena.
Lo curioso del asunto es que esto no es fruto de la casualidad. Es el reflejo más claro del estilo que Manolo ha ido sembrando desde que se hizo cargo del equipo, consciente de las virtudes pero sobre todo, de las limitaciones de la plantilla. Un equipo que se siente cómodo sin la pelota, que se ordena bien atrás y que, en cuanto huele un fallo rival, sale disparado como si le fuera la vida en ello. Y muchas veces, de hecho, le va. Porque hay partidos en los que no generamos mucho, pero el contragolpe nos salva. Literalmente.
“No queremos jugar bonito, queremos ganar”, dejó caer más de una vez el técnico durante las fases más complicadas del curso. Y aunque algunos puristas puedan poner el grito en el cielo, a la afición blanquiazul le está empezando a gustar esta versión guerrera del equipo. Al fin y al cabo, estamos en una temporada de supervivencia pura y dura, y si hay que correr 90 minutos y marcar de tres zancadas, pues bienvenido sea.
La estadística, además, deja claro que el equipo no solo ejecuta bien esas transiciones rápidas, sino que también sabe cómo defenderlas. No es fácil que a punto de cerrar el curso no te pillen ni una vez a la contra. Pero el Espanyol lo ha conseguido. El equipo trabaja bien el repliegue y la basculación defensiva, aunque luego en el campo parezca cosa de instinto. Y eso que, ante el Villarreal, el Espanyol dejó por un momento esa versión para mostrar una más trabajada, con más pase e hilvanando juego. Una prueba evidente del trabajo que ha hecho Manolo con el equipo hasta lograr que se adapte más a su gusto por el fútbol ofensivo.
Este dato no es solo para lucirse en las tertulias o presumir en redes. Tiene su miga. Porque en una Liga tan igualada como esta, los equipos que saben sacar oro de cada error del rival tienen muchísimo ganado. Y el Espanyol, de momento, lo está haciendo como nadie.
Así que sí, que nos llamen lo que quieran –y sí, va por nuestro “amigo” Iago Aspas-: rocosos, defensivos, tal vez feos de ver. Pero a nosotros que nos sigan dando partidos con ese sello tan nuestro: robo, galopada y gol. Y si seguimos así, al final de la temporada no solo somos los reyes del contragolpe, sino también los del objetivo cumplido.
