Roberto Fernández ha pasado este jueves por los micrófonos del Què t’hi jugues? de SER Catalunya, y lo cierto es que ha dejado claro, entre risas y recuerdos entrañables, que se siente a gusto en el Espanyol… pero que su futuro sigue en el aire. Con su habitual tono tranquilo, el delantero ha repasado su gran momento en el club blanquiazul, su llegada en invierno, la conexión con Manolo González y hasta alguna que otra anécdota familiar que emociona.
Desde que aterrizó en Cornellà-El Prat, Roberto ha aportado goles, energía y carácter. Seis tantos y una asistencia que no han pasado desapercibidos: “No está mal, siempre intento ayudar al equipo en lo máximo posible, y en este caso mi misión es sobre todo ayudar con goles, y estoy en este aspecto bien”, ha comentado.
El propio jugador reconoce que el equipo necesitaba refuerzos en enero, y se nota que se siente parte de la solución. “El Espanyol necesitaba en invierno unas cuantas incorporaciones para estar mejor que en la primera vuelta, y así se ha visto reflejado. Tanto Urko como yo estamos haciendo buenas ayudas al equipo, que es a lo que venimos”. Trabajo en equipo, sin florituras, como le gusta a Manolo.
De hecho, sobre el técnico perico, Roberto ha desvelado un detalle interesante: “En verano tuvimos una llamada pero no se pudo dar, y en Navidad llamaron él y Garagarza. Me transmitieron toda la confianza y no lo dudé”. Palabras que confirman que el fichaje se cocinó a fuego lento… y que cuando se volvió a abrir la puerta, el ‘sí’ fue inmediato.
El momento más emotivo de la entrevista llegó cuando le pusieron una grabación de su hermana, que ya desde niños vaticinaba que acabaría siendo alguien en el mundo del fútbol. “Y así ha sido”, ha respondido con una sonrisa. También ha recordado con cariño a su abuelo, que le hacía entrenar con la zurda para que no se confiara solo en su pierna buena: “No me pudo ver en persona jugar, me ayudaba mucho. Para llegar a ser un jugador de los buenos has de usar ambas piernas, yo sólo usaba la derecha, me llevaba a un terreno a chutar con la izquierda, y si lo hacía bien me compensaba con gominolas. Se lo agradezco mucho”.
Con el partido ante el Leganés a la vuelta de la esquina, Roberto ha señalado lo que está en juego: “Son tres puntos en que te quedas más tranquilo, es superimportante ya no sólo este partido sino los que quedan”. Sabe que una victoria en Butarque puede suponer medio billete hacia la salvación.
Y sobre el derbi ante el Barça, que podría ser clave en la recta final, no se esconde; y es que el título para los azulgrana puede pasa por este partido: “Pues que pase (risas). Es un partido especial, y con una motivación extra, puedes arrebatarle unos puntos al líder y hacerte fuerte en casa como venimos haciendo”. Sí, Roberto tiene pasado culé, pero ahora se deja la piel por el Espanyol. Y se nota.
Eso sí, la gran pregunta sigue en el aire: ¿se quedará en Cornellà? Está cedido por el Braga y el Espanyol tiene una opción de compra de 10 millones que quiere renegociar. Él lo tiene claro: “Es una ilusión poder quedarte en el Espanyol, un club tan histórico como éste. Ya lo he dicho muchas veces, no depende de mí, intentaré dar todo lo posible estos partidos y después cuando acabe la temporada ya me comunicarán”.
En resumen: Roberto está enchufado, comprometido y con ganas de seguir. Pero como él mismo dice, el balón ahora está en otro tejado. Mientras tanto, sigue marcando. Y sonriendo.