A veces, cuando un futbolista habla, no hace falta ni interpretarlo. Basta con leer lo que dice y entender que ahí hay algo más que fútbol. Leandro Cabrera, uno de los capitanes del Espanyol, charló con el medio uruguayo Sport 890 y dejó claro que su vínculo con el club blanquiazul va mucho más allá del césped. “Llevo mucho tiempo en el Espanyol y estoy muy feliz acá”, soltó sin titubeos. Y lo dijo con una naturalidad que deja entrever que, aunque tuvo ofertas y ha aceptado una rebaja salarial para seguir, lo suyo con el Espanyol es ya una historia de fidelidad. Parece más que claro que él ha elegido seguir.
El central uruguayo, que está firmando una de sus mejores temporadas desde que llegó a Cornellà, explicó que “fue un año complicado porque el equipo se fue haciendo a medida que el campeonato avanzaba”, y subrayó el mérito colectivo: “una plantilla joven que hubo de hacerse al ritmo del torneo”. El tono es de alivio, pero también de convicción. “Por suerte en los últimos partidos hicimos unos puntos clave para enderezar la salvación, estamos intentando rematar el tema”.
Una familia llamada Espanyol
Cabrera no se cansa de repetirlo. Y no suena a tópico. Para él, el Espanyol no es solo un equipo donde trabaja. Es casa. “Creo que es un club muy familiar pese a la magnitud que tiene”, explicó. “El hincha del Espanyol es de toda la vida, lo heredó de su padre, de su abuelo… tienen un sentido de pertenencia que no pasa en todos lados”. Esas palabras, que para muchos pueden pasar desapercibidas, para los que sentimos los colores significan mucho. Porque te das cuenta de que el tipo que lleva el brazalete realmente entiende qué es ser perico.
También se acordó de su etapa en Getafe, donde dice que fue “muy feliz”, pero enseguida lo matiza: “Lo guardo con cariño, pero viviendo el presente, que es lo importante”.
Bordalás, su brújula
Le preguntaron por los entrenadores que más le han marcado y no lo dudó. “Bordalás”, respondió. “Vio el defensa que soy hoy, creyó en mí, me hizo crecer, me hizo dar mi mejor versión”. Palabras grandes para un técnico que le cambió la carrera y que, según él, “fuera del campo es también muy buena gente”.
Consejos para los que vienen desde abajo
Cuando le plantearon qué le diría a los jóvenes uruguayos que sueñan con llegar a España, Cabrera respondió con una humildad desarmante: “No sé si soy quien para dar un consejo, si llegaste hasta aquí es porque hay las condiciones”. Pero dejó una frase que vale oro: “Cuando las cosas no van bien te dirán que no vales, cuando van bien se te suben todos a la espalda. El tema es mantener la dirección y que nadie te mueva de eso”.
Primera vs Segunda, y el arte de madurar
Sobre la diferencia entre categorías, lo tuvo claro: “La marcan la calidad de los jugadores, en la toma de decisiones. En Primera todos deciden bien”. Y en lo personal, reconoce que ha mejorado mucho en lo táctico: “De más joven era más impetuoso, quería ir a todos los duelos y no se puede”.
Una de las respuestas más curiosas llegó cuando le preguntaron por el delantero más difícil de marcar. “Rodrigo, el del Valencia. Te tomaba el pulso en cada movimiento”, confesó.
¿Peñarol o Nacional? No, gracias
En su país es habitual que los cracks regresen para vestir la camiseta de uno de los grandes, pero Cabrera lo tiene claro: “Me han preguntado de ambos grandes de Uruguay para poder jugar, no se ha dado, mi vida está acá en España y no es algo que quiera cambiar”. Y remata con sinceridad: “Tampoco he sido hincha suyo, los respeto mucho, respeto la historia pero no tengo esa cosa de vestir esa camiseta”.
La celeste, una etapa cerrada
Sobre su renuncia a la selección uruguaya, Cabrera se mostró muy claro: “Es un caso cerrado. La etapa de la selección se terminó con la era Diego Alonso. Tengo una edad, no me siento una momia, pero hay que dejar paso a las nuevas generaciones”.
Y el derbi, la mejor semana del año
Para cerrar, Cabrera se refirió al partido que todos tenemos en rojo en el calendario: el derbi ante el Barça. “No importa ni lo técnico ni lo táctico”, dijo con rotundidad. “Llevo seis temporadas, salvo una en que nos hicieron seis goles en casa, son partidos apretados, con expulsiones aunque uno no quiera”. Y soltó la frase que resume lo que siente un perico en esta semana: “Para mí es la mejor semana del año. Son hasta familias enfrentadas, es un ambiente muy bueno”.
