A veces, en una rueda de prensa, lo que debería ser rutina se convierte en noticia. Y no por lo que se dice, sino por lo que se pregunta. Eso es exactamente lo que pasó en la previa de Manolo González del Leganés – Espanyol, cuando un periodista de TV3, a punto de cumplirse los ocho minutos de comparecencia, soltó una pregunta que todavía retumba en el entorno blanquiazul: “Si tuviese la certeza que consiguen la permanencia, ¿estaría dispuesto a atrasar unos días esa salvación para certificarla ante su afición en un partido tan especial como el derbi catalán?”.
La cara de Manolo lo decía todo. Y su respuesta, aún más: “El partido del Barça ahora mismo me da bastante igual. Lo que quiero es salvarme ya, lo antes posible. El que no quiera es su problema. Yo quiero salvarme si puede ser mañana -por hoy-, mejor. No todo gira alrededor del Barça en este mundo, ¿eh? Es bastante lógico que cualquier socio se quiere salvar ya. No veo sentido preguntar ahora por el Barça cuando jugamos en cinco o seis días, no le veo sentido, la verdad”.
Claro y directo, como suele ser él. Sin rodeos. Pero lo cierto es que la pregunta, por más inoportuna o disparatada que suene, no cayó en saco roto. Encendió un debate que va más allá del contenido en sí: ¿era necesaria? ¿Tenía algún valor informativo? ¿O simplemente buscaba alimentar una polémica artificial, tirando del comodín Barça, como tantas otras veces?
La indignación no tardó en recorrer redes sociales y grupos de WhatsApp pericos. Porque la pregunta podía haber sido una metedura de pata más, de las que pasan y se olvidan. Pero no: venía de TV3. Y eso, para muchos, es lo que duele. Que una televisión pública, que se financia con los impuestos de todos —también de los espanyolistas—, siga cayendo en ese tic tan recurrente de poner siempre al Espanyol en segundo plano o como recurso para enredar con el eterno rival.
¿De verdad alguien cree que un equipo que se está jugando la vida, que lleva meses remando contracorriente, que puede certificar por fin la permanencia en Butarque, debería “esperar” a hacerlo en casa ante el Barça por motivos simbólicos? Como si salvarse fuese una cuestión de relato y no de puntos. Como si se pudiera elegir el día y la hora de sobrevivir.
Manolo, con templanza pero también con firmeza, puso el foco donde debía estar: en el partido del domingo. Y volvió a demostrar por qué se ha ganado el respeto del vestuario y de la grada. Porque no rehúye los charcos, pero tampoco los alimenta. Porque entiende lo que está en juego. Porque sabe que ahora lo único importante es sellar cuanto antes la permanencia.
Y eso es justo lo que la afición del Espanyol agradece. Que su entrenador no entre en provocaciones, pero tampoco las deje pasar. Que se mantenga firme y sea la voz de los pericos ante el vacío institucional que arrastra el club. Que, en momentos como este, vuelva a recordar que el Espanyol es un club con dignidad, con historia y con una afición que merece respeto.
El derbi llegará. Con todo lo que eso implica. Pero no puede ni debe convertirse en la excusa para desviar la atención de lo realmente urgente. Porque los partidos importantes no se planifican según el rival. Se afrontan cuando tocan. Y el del hoy en Butarque es uno de esos. El Espanyol se juega la vida. Lo demás, sobra.