La historia reciente de Irvin Cardona es el reflejo de una carrera que, pese a prometer mucho, ha terminado encallada en dos proyectos deportivos con problemas. Tras abandonar el Espanyol en enero para reincorporarse al Saint-Étienne, el delantero francés no ha conseguido revertir el destino del histórico club galo, que este sábado certificó su descenso a la Ligue 2 tras caer por 3-2 frente al Toulouse. El drama se consumó en un Stade Geoffroy-Guichard lleno hasta la bandera, con 38.000 espectadores que asistieron con incredulidad al regreso de uno de los clubes más laureados de Francia al infierno de la segunda división.
Cardona fue una de las incorporaciones del Espanyol para la temporada 2024-25, cedido por el FC Augsburgo tras una notable segunda vuelta con el propio Saint-Étienne en la que firmó 10 goles en 22 encuentros. Su llegada generó expectativas, pero el rendimiento estuvo muy lejos de lo esperado: apenas un gol en competición oficial y una progresiva pérdida de protagonismo hasta convertirse en una pieza marginal dentro del esquema de Manolo González.
La ruptura se consumó cuando, en el mercado de invierno, el jugador forzó su salida sin contar con el beneplácito del cuerpo técnico ni de la dirección deportiva. Las palabras del entrenador blanquiazul en la previa del partido ante el Sevilla no dejaron lugar a dudas sobre su postura: “No sé cuál será su futuro deportivo, pero intento llevarme a los jugadores que están comprometidos por el equipo. No está lesionado. Si me la tengo que jugar en Sevilla, que sea con jugadores que sientan el escudo y los colores, y que tengan amor propio”.
Ya en el Saint-Étienne, Cardona participó en 15 encuentros de Ligue 1, con un balance de 5 goles y 3 asistencias. Unos registros más que aceptables a nivel individual, pero insuficientes para sostener a un equipo hundido en lo colectivo. El descenso del conjunto francés, que acompaña al Montpellier en su caída, supone un duro revés para un club con diez títulos de liga en su palmarés y una base social de las más fieles del país.
A nivel personal, Cardona deberá ahora regresar al Augsburgo, club al que sigue perteneciendo, sin haber logrado redimirse tras su discreta etapa en el fútbol español. Con 27 años, el tiempo empieza a jugar en su contra para recuperar el rumbo de una carrera que, hoy por hoy, parece más cerca de la encrucijada que del despegue.
