A tan solo tres días del decisivo Espanyol – Las Palmas, el programa de este miércoles de La Grada Ràdio ha girado en torno al encuentro que marcará el futuro inmediato del conjunto blanquiazul, y sin duda, también del propio club. El equipo de Manolo González se juega la permanencia en Primera división en una última jornada donde no hay margen para el error: una victoria ante el conjunto canario asegura la salvación, mientras que cualquier otro resultado obligaría a mirar con atención lo que ocurra, a la misma hora, en el Leganés – Valladolid de Butarque.
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— LA GRADA (@lagradaonline) May 21, 2025
Consciente de la trascendencia del duelo, el espacio radiofónico ha abordado todos los factores que rodean al choque: el estado anímico del equipo, el papel clave de la afición, el contexto del rival —una UD Las Palmas ya descendida, pero sobre la cual planea la sospecha de que pueda venir extra motivada o primada al encuentro— y la tensión añadida de depender, en caso de tropiezo, de un resultado externo. De lo que suceda este sábado dependerán tanto el proyecto deportivo del club como su viabilidad económica a corto plazo, lo que da una idea de la transcendencia de una jornada que se prevé increíblemente tensa dado todo lo que hay en juego.
¿Se puede ser perico en la Generalitat sin pedir perdón?
En la antesala del pasado derbi entre Espanyol y Barça, las palabras del president de la Generalitat, Salvador Illa, han generado más debate del esperado. A pesar de reconocerse públicamente como aficionado blanquiazul en otras ocasiones, Illa optó esta vez por una declaración de tono estrictamente institucional: “Deseo lo mejor para todos los equipos catalanes”. Un mensaje políticamente correcto, pero que ha sido interpretado por algunos sectores como una muestra más de esa equidistancia calculada que, en Catalunya, muchos sienten como una forma de autocensura cuando se trata de declararse perico.
Uno de los primeros en reaccionar fue el ex presidente del Espanyol, Joan Collet, quien no ocultó su decepción. A su juicio, Illa está desaprovechando la oportunidad de normalizar, desde el cargo más alto del autogobierno catalán, una afición que históricamente ha sido tratada con recelo en determinados ámbitos institucionales y mediáticos. Su crítica no apunta al fondo del mensaje, sino a la forma: a la falta de contundencia a la hora de defender con naturalidad un sentimiento legítimo, como lo es el espanyolismo.
Lo llamativo es que incluso desde sectores del propio barcelonismo se ha reprochado esa postura. En una carta publicada en El Punt Avui, un seguidor del Barça lamenta que Illa parezca sentirse obligado a matizar su simpatía por el Espanyol. “Ser del Espanyol no es ningún pecado y no tiene por qué esconderlo”, señala con claridad. Una frase que recoge el sentir de muchos, y que apunta a un problema más profundo: en Catalunya aún no parece haber plena libertad para que un cargo institucional de alto nivel se identifique abiertamente con el Espanyol sin que ello tenga consecuencias en términos de imagen pública o coste electoral.
La reacción a las palabras de Illa pone sobre la mesa una cuestión incómoda. Mientras que el barcelonismo se exhibe sin complejos desde todos los rincones del poder, el espanyolismo sigue obligado, muchas veces, a justificarse o a esconderse tras fórmulas neutras. Y cuando incluso un president de la Generalitat —con una trayectoria conocida y sin necesidad de esconder su preferencia— opta por un discurso ambiguo, el mensaje que cala es que ser del Espanyol sigue sin estar del todo permitido en según qué esferas.
Lo que se le pide a Salvador Illa no es una declaración de guerra ni un uso partidista del fútbol. Es, simplemente, coherencia y naturalidad. Porque solo así se podrá romper, algún día, con ese relato tácito que aún relega al Espanyol a un segundo plano en el imaginario colectivo catalán.
Sergio evoluciona favorablemente: una noticia esperanzadora tras el atropello previo al derbi
En medio de la conmoción que sigue dejando el atropello ocurrido el pasado jueves en los aledaños del RCDE Stadium, llega por fin una noticia que invita al alivio: Sergio, el aficionado del Espanyol herido de mayor gravedad, ha mostrado una evolución positiva en las últimas horas. Según ha podido saberse, la presión intracraneal ha descendido, un indicador clave que permite mirar con más esperanza su proceso de recuperación.
El estado de Sergio continúa siendo delicado, pero los avances clínicos permiten mantener un prudente optimismo. En días marcados por la tensión, el dolor y la indignación, este pequeño paso supone un enorme respiro para su entorno más cercano y para todo el espanyolismo, que ha seguido con enorme preocupación la evolución del caso.
Más allá del necesario esclarecimiento de los hechos, que deberá llegar con toda la firmeza que exige un episodio de esta gravedad, lo urgente y esencial ahora es que los afectados puedan salir adelante lo antes posible. La investigación sobre lo ocurrido sigue su curso, y será responsabilidad de las autoridades determinar qué falló y quién debe asumir consecuencias. Pero hoy, la prioridad es otra. Desde aquí, todo el apoyo y fuerza para Sergio, su familia y el resto de afectados. El deseo de todo el entorno perico es unánime: que vuelvan a estar bien lo antes posible. Porque lo más importante, ahora mismo, es la salud y la vida. Todo lo demás puede esperar.
Aridane Ávila: “Las Palmas no da miedo. Es un equipo en descomposición”
Desde Las Palmas, pero con el corazón siempre blanquiazul, Aridane Ávila —colaborador habitual de La Grada— lo tiene claro: el partido del sábado no despierta ilusión alguna entre la afición canaria. Ni por el rival, ni por la situación, ni por nada. El Espanyol se juega la vida, y la UD Las Palmas, ya descendida, solo quiere que esto acabe cuanto antes. Así lo transmite un perico que vive el ambiente de primera mano.
“No hay ninguna expectativa con este partido”, arranca Aridane sin rodeos. “La afición de la Unión está muy quemada, y la expectativa es que se acabe esto cuanto antes”. Así resume perfectamente el estado de ánimo de una hinchada que ha pasado de la esperanza al hartazgo. “Aún les quedará un amistoso en EEUU en que no estará Diego Martínez pero no hay ninguna ilusión, el descenso se veía venir desde hace semanas”, añade sin maquillar la realidad: “Pese aquellas dos victorias, el equipo no hizo un juego que invitase a pensar que se podía salvar”.
Y en medio de esta descomposición, los gestos hablan por sí solos. “Campaña forzó la tarjeta para no jugar este partido, no ha tenido un buen rendimiento y ha tenido actos como éste para no tener que ir a Barcelona”, explica Aridane, en referencia al ex del Levante. Pero no es el único: “Es el síntoma, porque ha habido otros jugadores en la misma línea. Como el Espanyol, es un equipo que se ha hecho con muchos cedidos, muchos de los mejores jugadores se van. Unos están fuera al acabar cesión, otros acaban contrato o el caso de Moleiro, que se va seguro”. Nada de proyecto a largo plazo, nada de ilusión. Solo fin de ciclo. “Es un equipo en descomposición. El Valladolid sólo ha puntuado ante la UDLP, no da miedo”, remata con contundencia.
A pesar de todo esto, Aridane avisa: confiarse sería un error. “No sé si el Espanyol lo tendrá fácil; Diego Martínez ya sabemos cómo son sus equipos”, advierte, con conocimiento de causa. El gallego, que dejó una huella amarga en su paso por el RCDE Stadium, no ha mejorado precisamente su relación con la grada canaria. “Ha intentado hacer un bloque que defienda con eficacia y luego salir a por el gol, algo que aquí ha creado controversia porque no es el estilo que gusta, aquí gusta el toque y algo más bonito”. Y con un equipo que no tiene nada que perder y un técnico que genera rechazo hasta en el entorno más tranquilo, el guión puede torcerse en cualquier momento. “No habrá los hombres con más talento, el Espanyol es más favorito. Pero no tienen nada a perder, y está Diego Martínez, que por cierto ha tenido una relación terrible con la afición y la prensa, y eso que el entorno aquí no es difícil, pues ha conseguido que la gente no pueda ni verlo”.
Con esta radiografía desde dentro, Aridane lanza un mensaje claro: Las Palmas no es un hueso duro, pero tampoco un sparring entregado. El Espanyol tendrá que ganárselo. Porque aunque los canarios no se jueguen nada, a veces el orgullo y la inercia son más traicioneros que cualquier clasificación. Y más si en el banquillo rival está alguien con cuentas pendientes.

