Este sábado, el RCD Espanyol vuelve a enfrentarse a un partido decisivo que marcará su futuro inmediato. Un escenario ya conocido por los blanquiazules, aunque con matices importantes. Si hace once meses la presión venía por la obligación de ascender, ahora la urgencia es conservar la categoría. En ambos casos, el denominador común es el mismo: la necesidad imperiosa de ganar.
En Cornellà-El Prat se volverá a vivir un encuentro de alto voltaje, esta vez ante una UD Las Palmas que llega ya descendida, pero que no deja de ser un rival de Primera. El Espanyol, eso sí, cuenta con argumentos sólidos para creer que, un año después de celebrar el ascenso, podrá también festejar la permanencia.
Depender de uno mismo, una ventaja determinante
En una jornada unificada, donde el Leganés —competidor directo por la salvación— recibe al Valladolid, el Espanyol tiene en su mano evitar cualquier especulación: la victoria le asegura la continuidad en LaLiga EA Sports. No hay necesidad de esperar resultados externos. El objetivo está en casa y en noventa minutos.

El RCDE Stadium, una fortaleza clave
A pesar de una temporada marcada por la irregularidad, el Espanyol ha sabido hacerse fuerte en su estadio. Con 27 puntos obtenidos en Cornellà, el equipo de Manolo González ha firmado siete victorias, seis empates y cinco derrotas. Una fiabilidad que contrasta con el pobre rendimiento a domicilio de Las Palmas, que ha perdido 11 de sus 18 salidas.

Experiencia en partidos límite
No es la primera vez que el conjunto blanquiazul se enfrenta a una final en su estadio. La última, el 23 de junio de 2024, terminó con victoria por 2-0 ante el Real Oviedo y un ascenso que aún permanece fresco en la memoria colectiva. Varios de los jugadores que saltarán al campo este sábado vivieron aquel partido: Joan García, Cabrera, Calero, Omar El Hilali y Javi Puado. Este núcleo conserva la experiencia emocional que supone afrontar un duelo de este calibre con todo en juego.

El crecimiento del equipo durante la temporada
Pese al bache de resultados en las últimas jornadas, el Espanyol ha mostrado en tramos de la segunda vuelta un nivel competitivo elevado. Ha sabido superar fases adversas y mantenerse a flote en una liga cada vez más exigente. La plantilla ha demostrado que es capaz de competir ante cualquier rival, y ahora está llamada a dar su mejor versión en el momento más importante.

Un estadio volcado con su equipo
Las entradas están agotadas y se espera una de las mejores entradas de la temporada. La afición blanquiazul ha respondido desde el primer momento, y el club ha trabajado para minimizar la habitual ausencia de un porcentaje de abonados, hasta 4.000 cada encuentro según los datos que maneja el club. El ambiente será el de las grandes citas, y eso puede marcar diferencias ante un rival que ya no se juega nada clasificatoriamente.

Un once con caras nuevas, pero con un objetivo compartido
Solo cinco futbolistas del once titular que logró el ascenso ante el Oviedo repetirán este sábado, previsiblemente, en el equipo inicial, como analiza en una pieza en Mundo Deportivo nuestro compañero Sergio Escario. La transformación ha sido considerable, tanto en nombres como en esquemas, pero el objetivo sigue siendo el mismo. Joan García, ahora consolidado como uno de los porteros más destacados del campeonato, volverá a defender la portería. Cabrera y Calero se perfilan como titulares en el eje de la defensa, mientras que El Hilali mantendría su lugar en el lateral derecho. Y Javi Puado, autor de los dos goles ante el Oviedo, podría estar ante su último encuentro como perico si no renueva antes del 30 de junio.

Ya no están Braithwaite, Keidi Bare o Nico Melamed, que han tomado otros rumbos, pero han irrumpido otros jugadores como Antoniu Roca o Jofre Carreras, e incluso Pere Milla, importante en el tramo final del pasado curso, es una opción no descartable para nada para este partido. En cualquier caso, todos ellos están preparados para asumir responsabilidades en un día marcado en rojo en el calendario blanquiazul.
El Espanyol llega a esta final con argumentos deportivos, experiencia reciente, el apoyo incondicional de su afición y el convencimiento de que el destino aún puede escribirse en clave positiva. El camino es claro: ganar. Como hace un año. Como tantas otras veces en la historia del club.
