La justicia ha dictado sentencia y el mensaje es claro: el racismo no tiene cabida en el fútbol. El Juzgado de Instrucción nº4 de Cartagena ha condenado a un aficionado del FC Cartagena a ocho meses de prisión por los insultos racistas proferidos contra el jugador del RCD Espanyol Omar El Hilali durante el encuentro entre ambos equipos disputado el 5 de octubre de 2023 en el estadio Cartagonova.
La sentencia considera probado que los hechos constituyen un delito “contra la integridad moral”, al que se añade la agravante de “discriminación por motivos racistas”. La condena se enmarca dentro del artículo 173.1 del Código Penal y supone un paso firme en la lucha por erradicar los comportamientos discriminatorios de los recintos deportivos.
Más allá de la pena de prisión, la resolución judicial impone la “inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo que dure la condena”, así como la prohibición de acceso a estadios de fútbol durante dos años. Esta última medida afecta a partidos de competiciones oficiales como LaLiga EA Sports, LaLiga Hypermotion, Copa del Rey, Supercopa de España, Supercopa de Europa y otras organizadas por la RFEF.
La ejecución de la pena de cárcel queda suspendida durante un periodo de dos años, siempre y cuando el condenado no vuelva a delinquir en ese plazo, cumpla con la prohibición de entrada a los estadios y realice un curso sobre igualdad y no discriminación. Además, deberá presentar una disculpa pública previa como requisito imprescindible para acceder a esta suspensión.
En un comunicado, LaLiga ha celebrado la resolución judicial como “un nuevo hito en la lucha contra el racismo en el fútbol”, subrayando que esta sentencia “refuerza la línea de actuación firme y coherente en defensa de los valores de respeto e inclusión”. Desde la patronal insisten en que continuarán trabajando con determinación “para erradicar cualquier forma de violencia o discriminación en el deporte”.
El caso de Omar El Hilali, desafortunadamente, no es aislado. Pero esta condena marca un precedente importante: la impunidad no es una opción. La dignidad de los jugadores debe estar por encima de cualquier provocación, y el respeto, dentro y fuera del campo, debe ser un principio innegociable.
