El Espanyol está a punto de atar uno de los movimientos más importantes del verano, y no tiene nada que ver con fichajes. Si todo va según lo previsto y las conversaciones llegan a buen puerto, como ya dejó caer Fran Garagarza en su última intervención pública, Manolo González no sólo seguirá en el banquillo blanquiazul la próxima temporada —algo que ya tenía asegurado tras lograr la permanencia— sino que podría extender su contrato por más tiempo.
Pese a que desde algunos sectores venían agitando el árbol con dudas sobre su continuidad, insinuando que el técnico gallego podría no aceptar el proyecto si no llegaban refuerzos, lo cierto es que Manolo y Garagarza han formado un tándem cada vez más sólido. Incluso se había deslizado que el director deportivo había valorado otros nombres como el de Sergio González el verano pasado, pero con el paso de las jornadas, esa idea se fue apagando. En los momentos más complicados de la temporada, cuando los resultados no acompañaban, en el club nunca tambaleó su confianza en Manolo. Ni presiones, ni ultimátums. Todo lo contrario: respaldo total.
Manolo González, continuidad merecida y confianza intacta
Garagarza no ha dudado en alabar la figura del entrenador, dejando claro que “Manolo González es muy importante para mí, un técnico que encaja en el modelo del club y que ha sabido gestionar muy bien el día a día”. Para el director deportivo perico, el secreto ha sido mantener la estabilidad incluso en momentos duros: “Los resultados no deben nublar. La confianza en el trabajo diario y la empatía son clave”. En ese sentido, ha confirmado que se trabaja ya en su renovación.
Manolo, activo a la hora de plantear a la propiedad del Espanyol la necesidad de dar un paso adelante
Tanto Garagarza como el propio Manolo han hecho piña en los últimos meses, hasta el punto de formar una especie de frente común a la hora de pedir a la propiedad que se moje y que dé un paso adelante, no solo con palabras, sino con inversión real para reforzar el equipo. “Estamos alineados en que hace falta algo más para no vivir otro año como este”, es la sensación que ambos han trasladado, tanto dentro del club como en sus últimas declaraciones públicas.
Manolo, que llegó al primer equipo desde el filial en un momento crítico, se ha ganado cada minuto al frente del banquillo. Primero, con un ascenso que se decidió en el último suspiro del playoff, y después con una permanencia que también tuvo que sudar hasta el final, pero que se consiguió dejando al equipo por encima de plantillas mucho más caras como las de Sevilla o Girona.
Objetivos logrados con un Espanyol sin inversión
Todo eso, con una inversión mínima. Sin fichajes rimbombantes, sin refuerzos de campanillas, pero con mucho trabajo y sentido común. Y no sólo eso: ha sido capaz de revalorizar jugadores clave, como Joan García, en quien confió cuando no todo el mundo lo veía tan claro. Esa apuesta no solo dio frutos en el campo, sino que también está a punto de traducirse en una operación millonaria para el club, con el futuro del portero en el centro del mercado.
Otro detalle nada menor: Manolo nunca ha sido cesado en ningún club. Siempre ha sido él quien ha decidido cuándo dar un paso al lado. Y eso habla también de un entrenador que sabe cuándo llega al límite, pero que en el Espanyol no ha parado de sumar razones para quedarse.
El próximo curso, se eleva el listón de exigencia para todos, incluido Manolo
Ahora, si la propiedad cumple con su palabra de apostar algo más fuerte por la plantilla, llega el momento de ver hasta dónde puede llegar este Espanyol. Porque Manolo no sólo ha cumplido los objetivos, sino que ha mostrado que, con un poco más de margen, el equipo puede mirar hacia arriba y aspirar a algo más que evitar el sufrimiento de este último curso. Quién sabe si por fin podremos ver al Espanyol que él tiene en la cabeza: con identidad, juego atractivo y sin vivir al filo del abismo.




